El dolor es la alarma que utiliza el organismo para poner de relieve que algo malo está sucediendo. Con frecuencia sentimos dolor de espalda cuando la postura no es la adecuada, dolor de estómago cuando lo que hemos comido es inapropiado, o dolor generalizado cuando el virus de la gripe se ha adueñado de nosotros y nos provoca esas molestias tan desagradables. En ocasiones, un dolor suplanta a otro cuando se hacen coincidentes en el tiempo, y la consecuencia es que el mayor dolor enmascara al pequeño hasta hacerlo desapercibido.
Estábamos con el dolor de los acontecimientos de Libia cuando se nos ha cruzado en el alma el dolor por el pueblo japonés, cuyas consecuencias aún no se atisban y pudieran resultar muchísimo más catastróficas de lo que hasta ahora ha sido; si no se alcanza a paralizar el desencadenamiento nuclear, las consecuencias pueden ser dantescas. Imbuidos en lo que las imágenes nos ofrecen en directo nos hemos olvidado de la masacre vedada que sigue sucediendo en Libia, allí donde el dolor se nos ha enmascarado.
A diferencia de Japón no se trata de una desgracia natural avivada por las consecuencias desconocidas de una tecnología que no es infalible, sino de la desgracia de los pueblos tantas veces tiránicamente gobernados. Es verdad que todos nos sobrecogemos con el sufrimiento ajeno y hacemos de su dolor un dolor propio, pero las Naciones Unidas están enzarzadas en una discusión bizantina que si galgos o podencos y cada hora que pasa es más irreversible el estado de cosas y mayor la masacre. En este mundo globalizado va siendo hora de que ningún dictador tenga refugio en ningún lugar de la tierra; va siendo hora de que una justicia globalizada ponga orden en el desorden de los pueblos oprimidos.
Estábamos sufriendo por el dolor del pueblo libio, después de unas escaramuzas de liberación que no llegaron a fructificar como en Egipto, cuando un dolor mayor nos enmascaró ese sufrimiento y pusimos la mirada y toda nuestra atención en el lejano oriente, pero el dolor por el presente y futuro inmediato del Libia es una realidad de la que no nos podemos olvidar. Acabo de escuchar en la radio que esta pasada noche los miembros de la ONU, no todos, por fin han llegado al acuerdo de intervenir: ¡Ojalá que no lleguen demasiado tarde!
Si, ojalá no sea tarde y los que luchan por su libertad tengan quien les ayude.Beso
ResponderEliminarHola Francisco, los acontecimientos se precipitan unos detras de otros tan seguido que practicamente somos incapaces de seguirlos ni de asimilarlos. No salimos de una y ya estamos en otra porque las noticias vuelan y no son precisamente agradables. El mundo sufre y nosotros con él.
ResponderEliminar"En este mundo globalizado va siendo hora de que ningún dictador tenga refugio en ningún lugar de la tierra; va siendo hora de que una justicia globalizada ponga orden en el desorden de los pueblos oprimidos".
Me gusta mucho este parrafo pero también me da un poco de miedo nuestra justicia...
Un abrazo
Me da la impresión de que sí, que ya es demasiado tarde. El dictador se irá de rositas puesto que tiene la llave del petróleo. Este desastre si se podía haber atajado.
ResponderEliminarSaludos
Pues a mi me gustaría pensar que no, que no es demasiado tarde pero, sinceramente, no tengo mucha fe ni en ver a Gadafi ante un tribunal ni en que la ONU haga las cosas bien. Abrazos
ResponderEliminarLa historia se repite.Ella es testigo de la existencia de dictadores, personas orgullosas y ambiciosas, carentes de amor,que es el eje que mueve el mundo y,la razón de la convivencia.
ResponderEliminarEl poder debe considerar que los ciudadanos somos personas con nuestros deberes y nuestros derechos.
Saludos!!!
Es verdad que la tragedia de Japón distrajo la atención del problema de Libia, pero ante la fuerza de la naturaleza poco puede hacer el hombre pero ante los dictadores que oprimen a sus gentes si se podría hacer mucho.
ResponderEliminarPobres pueblos que teniendo la riqueza del petróleo tienen gobernantes que no los dejan vivir en libertad.
Un saludo.
Tengo dudas de cómo puede acabar todo esto.
ResponderEliminarsaludos
Gracias por esta entrada, a punto estuve de hacer una asi..
ResponderEliminarque van a matar a toda la población civil o que????
y no se puede hacer nada ni frente a huracanes, ni frente a dictadores.
Un besazo amigo
Monsieur, me parece que antes de que seamos capaces de encontrar una solución para nada, este planeta nuestro va a saltar por los aires, debido a nuestra temeridad y falta de buen juicio.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
Cuando el dolor es producido desde la naturaleza o por causas ajenas al hombre, muchas veces no se puede prevenir, pero el producido por los hombres tiranos, egoistas y poderosos es más duro y más cruel.
ResponderEliminarUna pena ambos dolores y a ver si los humanos entramos en razón.
Besos
hablo exclusivamente del dolor por los acontecimientos y la forma en que van sucediendo, a estas alturas uno ya no es ningun ingenuo y va separando la paja del trigo. Todos son dolores y ninguno suplanta nada, pasa q a veces el shock es muy fuerte y la globalizacion tiene que ver con todo. Pero desde nuestra madurez pasa lo que decis, uno vuelve a luego a prestar atencion
ResponderEliminarbesos Francisco
Una justicia internacional. Tú lo has dicho. Sería lo deseable. Lo malo es si la superpotencia de siempre la controla, como controla la ONU y hace la vista gorda cuando le viene bien con el tirano que interesa.
ResponderEliminarUn saludo.
El pueblo japonés está dando una lección al resto del mundo en solidaridad y apoyo incondicional a los perjudicados y mientras tanto en la ONU no se deciden si las vidas de los Libios valen o no lo que cuestan. Un tremendo panorama, parece que el mundo se vuelve loco por momentos.
ResponderEliminarGracias por hacernos partícipes.
Un beso
Entre dos dolores nos movemos estos días: Japón, las trágicas consecuencias de tsunami nuclear, los dolores de tantas personas sin su hogar, sin su familia y la búsqueda de la libertad del pueblo libio al que quieren avasallar como desde hace demasiado tiempo. Y el panorama internacional con sus dudas... vivimos momentos trascendentes pero algunos días sólo oigo como se resiente la economía, cómo pagaremos nuestra energía y no dejo de pensar en lo que está por encima del ser humano.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y tus reflexiones.
Buen fin de semana.
Me parece que el petróleo ha conseguido que le den demasiadas vueltas al asunto y como dice Felipe ese dessastre se podía haber atajado. Buen fin de semana
ResponderEliminarSi algo hubiera de destacar, de lo ocurrido estos días, sería la gran serenidad del pueblo japonés, su sufrimiento callado y el civismo ejemplar.
ResponderEliminarLo triste es que con tanto pensarlo ahora no encuentren otra salida que bombardear un pueblo. Dirán que son objetivos militares, que los que mueren son los mercenarios de Gadafi, pero siempre sufrirá las consecuencias el pueblo que ya ha sufrido bastante con el dictador.
ResponderEliminar