A escasos 50 metros de mi casa, el Centro Cultural Santa Clara, antiguo convento de las monjas clarisas que cerró sus puertas el año 1992 cuando sólo quedaban cuatro ancianas monjas y el conjunto monumental en gravísimo estado de conservación. Desconozco el procedimiento, pero todo el conjunto arquitectónico pasó a manos del ayuntamiento y éste lo está restaurando con toda la parsimonia que los abundantes dineros necesarios exigen.
Se acaba de abrir al público parte de este edificio tan monumental como Centro Cultural, y han tenido el acierto de hacerlo rindiendo homenaje a la dinastía de los Machado con una exposición a la altura de las circunstancias. Como se explica en el folleto de mano, “con esta exposición se establece la necesaria justicia que la ciudad debe a figuras señaladas en el desarrollo de su historia reciente”.
El primer antepasado fue Félix Machado da Silva Castro e Vasconcelos, primer marqués de Montebelo o Montevelo, noble portugués del siglo XVII, casado con una aristócrata española. Antonio Machado Núñez, abuelo paterno de los poetas, fue profesor y rector de la Universidad de Sevilla. Su hijo, Antonio Machado Álvarez, Demófilo, destacó por sus conocimientos y recopilación de los cantes flamencos tradicionales; fue también profesor de la Universidad de Sevilla, articulista, juez del barrio de San Vicente y administrador de la Casa de Alba, en cuyo palacio de Dueñas nació su hijo Antonio.
Manuel Machado fue el mayor de los seis hijos habidos del matrimonio de Demófilo y Ana Ruiz. Poeta injustamente desvalorizado en el presente, pero de una hondura que el paso del tiempo tendrá que restituirle al lugar que su obra merece. Antonio, el poeta por excelencia de la familia y de la Generación del 98, nació en las dependencias del palacio de Dueñas, cuyo hecho quedó reflejado en su obra como recuerdo de un patio y un limonero, a quien le sobrevino la muerte en el exilio.
Los otros hermanos, José (pintor ilustrador de la obra de sus hermanos Manuel y Antonio), Joaquín (con destacados trabajos periodísticos), Francisco (joven poeta truncado por la guerra) y Cipriana, quien murió a los 14 años. La huella de los Machado está presente en la ciudad de Sevilla con rótulos en sus calles y placas conmemorativas en diversos lugares.
Sus exquisitas palabras me impresionaron desde la primera línea que leí suya, allí en el pasado de mi adolescencia... beso
ResponderEliminarLlevas razón, Antonio eclipsó a su hermano Manuel, que también un excelente poeta, aunque hasta ahora no suficientemente reconocido.
ResponderEliminarSaludos
Qué interesante parece esa exposición! Me gusta mucho la poesía de los Machado, tanto de Antonio como de Manuel. Un abrazo!
ResponderEliminarQue maravilla poder ver esta exposición. Me encataría, toda una familia culta. Sumamente interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
La figura del gran Antonio parace que ha eclipsado a su hermano. No hemos leído más un unos pocos versos de Manuel, pero verdaderamente merecen más atención de la que reciben. Una figura más de las que rescatar del injusto olvido.
ResponderEliminarQué buena idea la de recordad a los otros Machado.
Saludos, compañero.