El suelo se ha vestido de blancor;
ese viento huracanado,
envidioso de la primavera,
ha sembrado el pavimento de azahar
y desde el suelo ascienden
efluvios inconfundibles como queja.
Un presentimiento, una evidencia
coloreará en el limbo de lo inmaduro
y tendrá imprudente sabor a naranja,
como respuesta a nuestros pasos
sus ayes a tus pisadas y mis pisadas.
Canta la luz su melodía matinal
y se hace eco audible en los aligustres
y en caricias enrejadas entre la yedra.
El agua de la fuente se desnuda
y se precipita chapoteando en círculo
con su rumor de coro inconfundible,
que suena a encuentro de tu mano y la mía.
La primavera, esta mañana,
ha venido cargada de regalos
como una generosa mañana de Reyes.
Un paseo matinal muy agradable. Saludos
ResponderEliminarSin dudas que es así, Charo.
EliminarUn abrazo.