Sencillamente vivir:
despertar y dar gracias
por estrenar el nuevo momento,
por la prórroga del nuevo día,
por la visión del nuevo amanecer,
por el pálpito que late dentro de mi cuerpo,
por el tacto que me vincula a este mundo,
por el olor a tierra mojada, por la lluvia,
por el murmullo del bosque entre sus ramas,
por el gusto de sus generosos frutos
y por las plantas humildes
que colorean los campos.
Abrir la ventana y saludar al alba
o quizás a las nubes que anuncian
que en breve lloverá de nuevo;
sonreír como sonríe la brisa,
o a carcajadas, como lo hace el viento;
salir a la calle y saludar a los conocidos
y también a los desconocidos;
beber a tragos el aire fresco
y el aroma de azahar
que anticipa a la inmediata primavera;
ceder el paso o dar las gracias a quien lo cede,
valorar el tesoro de esta prórroga:
sencillamente vivir
y permitir que en mi entorno
todo y todos lo hagan en plenitud.
Por todo ello hay que vivir y por alguna sorpresa que se presente, aunque estas ya son raras.
ResponderEliminarSaludos
Sencillamente vivir, que no es poco.
ResponderEliminarSaludos.