Fotografía de Escolástico Martín, "Tico".
Cielo bruñido y sol que se levanta,
un camino que serpea, que sube y baja
para volver a ascender nuevamente.
Tierra bermeja, árida y esforzada;
rumor manso que destila frescura
y también pausa apacible al caminante.
Los primeros rayos del día
hieren la visión y deforma el paisaje.
La luna va desnuda por el Atajo
tratando de ocultarse antes de ser herida
por las encendidas saetas solares;
no le sienta bien trasnochar
y el alba es barrera que cortocircuita
y hasta se le atraganta, por eso
va de escapada hasta ocultarse.
Escalando el firmamento, el astro sol
derrocha destellos que ya ciegan,
y todavía queda lejos Cobachina
y mucho más lejos aún Jobretín.
En las grandes rocas, el sol es fulgor
como un espejo del amanecer
que invita a descansar y renovar fuerzas.
El Aguamala, un paso intermedio,
unos instantes de solaz y reposo
antes de reemprender el camino.
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