Desde este otero del tiempo
casi se divisa la eternidad,
y hasta se malicia
que el sopor puede llegar en un bostezo
o con el ritmo
de un racheado sobre los pies.
Tiempo de hacer balance,
de mirarse con generosidad,
de sanear las escoceduras del pasado
y de firmar un armisticio
-conmigo mismo-
donde reine la paz en estos tiempos convulsos
y expectantes.
La historia clínica es muy mejorable,
pero no se puede alterar el ayer
y sí retener las imágenes más favorables,
donde la dicha aventaja
a los episodios de fragilidad.
Más que los padecimientos
recuerdo el gozo de tantos momentos indefinidos,
donde en lugar de mirarme
me fijaba en el espejo ajeno,
al tiempo que se me ensanchaba el corazón.
Tiempo de arqueo, de solicitar benevolencia.
Estupenda reflexión versada, me apunto a solicitar benevolencia yo también. Saludos
ResponderEliminarVamos entonces juntos de la mano, Charo.
EliminarUn abrazo.
Esa humildad te hace grande y te acerca a la sabiduría, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable, amigo.
Esa actitud corresponde a mi verdad, María Jesús.
EliminarUn abrazo entrañable.