Quien no duda nunca de lo que hace
y solo se apoya en la terquedad de sus criterios,
es un inseguro con apariencia de no titubear,
un hombre incierto
que a menudo desanda el camino
sin dejar la senda de la certeza,
y convencido de que avanza
con la terquedad del victorioso.
No sabe. No conoce. No duda.
En su firmeza y obstinación,
la venda que ciega sus ojos
sin buscar indicios, sin buscar huellas;
desprecia la brújula y no se orienta.
Todo lo vivido. Todo lo domina,
pero desconoce la carga significativa
que el diccionario otorga a la terquedad.
No corrige. No enmienda. No reconoce.
La obstinación es su bandera,
pero también el guiñapo de su derrota.
Son los que se les llama "cabezones", generalmente terminan mal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Conozco a personas tal y cómo las describes en tu poema y es mejor callar y no tener mucha cercanía con ellas. Saludos
ResponderEliminarCierto. No sé puede crecer así.
ResponderEliminarUn abrazo.