Fotografía de Escolástico Martín, "Tico"
Tus recuerdos son una
dársena abierta,
dos brazos en alerta que
esperan siempre
para acoger y abrazar de
nuevo
en el corchete de un
tiempo interrumpido.
El cielo se viste con la
toca gris
de los momentos de
recogimiento,
tan arrebujado como mis
pensamientos,
idealizando y enredándose
en los tuyos.
Se han dormido las olas en
el mismo suspiro
con que se va apagando el
día hacia el poniente
y da por cerrada la
jornada hasta el alba.
La música del mar es
inaudible,
un pianísimo que ni
gesticula ostensiblemente
ni apenas pasa de ser
murmullo,
como si quisiera emular la
banda sonora
de un encuentro visual sin
vocalizaciones,
tan solo entallado a la
contemplación de la belleza.
Una barca varada señala el
final de sus travesías
con su costado lacerado de
un mal envite
y sus entrañas lastradas
de arena
de una vieja tempestad o
de juegos infantiles.
Lanzo mi mirada a la
bocana y ahí estás,
ahí te intuyo entre
aparejos y sombras,
receptiva y sonriente, haciéndome
soñar.
Nunca se olvidan los momentos vividos frente al mar. Aunque soy de una provincia de interior, siento la llamada del mar.
ResponderEliminarBesos.
Quizá por no tener mar en mi tierra me atrae mucho más y tengo gratos recuerdos de vacaciones en los dos mares y 1 océano que bañan España. Me encantó tu poema.Saludos
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