Es imposible negar
el valor evocador que
pondera
a la persona a la que
representa,
al tiempo que engrandece
sus acciones.
Así cuantas estatuas viven
a la intemperie en
nuestras ciudades,
queriendo ser memoria viva
de la personalidad
representada
y de su obra,
acaban siendo cardenillo
oxidado
y refugio de palomas y sus
excrementos
en un desdoble no
imaginado.
¿Qué fue de las gestas del
militar,
de la abnegada entrega del
héroe
o de la obra literaria o
musical
que merecieron el galardón
de la memoria?
Ni en el bronce ni en la
piedra
habla la talla de la
elocuencia viva
en su obra o de su gesta.
En caso de que quieras
revivir,
pongamos por caso a Juan
Ramón,
monta a pelo a Platero,
léelo del tirón y vuelve
sobre él
a lomos de su poesía pura,
acomódate en tu sillón
favorito
y quítale el óxido a su
pulcra obra poética,
y no lo dejes agonizar en
los inquietantes
estantes del olvido.
No me gustan las estatuas que recuerdan victorias en el campo de batalla ya que donde hay un ganador hay un perdedor, hay que recordar a los grandes hombres en los libros leyénndolos, representándolos o viendolos en pinacotecas,
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es lo mejor para recordar a un escritor, es leer sus obra. Un abrazo.
ResponderEliminarInvestigar a los protagonistas de las esculturas para averiguar su historia, su arte, su creatividad o su valentía es el mejor homenaje que se les puede dar...jamás dejarlos en el simple olvido de una estatua decorativa.Saludos
ResponderEliminarBelo poema que gostei de ler
ResponderEliminar.
Saudações poéticas. Feliz fim de semana.
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Poema: “”Idosos, lágrimas caindo””…
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