02 enero 2023

DE LA AURORA AL CREPÚSCULO



 

Ya lejana, pero conocí la luz de la inocencia,

aquella mirada blanca donde todo era

diáfano y esperanzador,

como ese albor de la aurora cargado de promesas

que invita a soñar un mundo perfecto.

El azul naciente era como el medio natural

en el que se desenvolvía la vida,

entre la ternura de mi madre y abuela

y la dulce sonrisa de mi padre

que me ayudaba a descubrir la naturaleza

en cada uno de sus misterios.

Aprendí a respetar a la abeja

y a valorar el trabajo de cada animal doméstico

como una ayuda vital para el hombre,

a distinguir, entre las hierbas las ortigas,

también a evitarlas,

a paladear el sudor del esfuerzo que hay

detrás de cada logro.

En suma, a vivir con gozo cada pequeña aventura

y a fantasear cuando se hacía remisa.

En la melancolía del crepúsculo,

nada echo en falta, ni siquiera el vigor de antaño,

pues de esa misma naturaleza aprendí

que, como la hierba, las flores y los frutos,

la vida trascurre entre un radiante amanecer,

el esplendor de la luz y su ocaso.

Alguien dijo que la arruga es bella,

pero se trataba de un ardid comercial;

la belleza del crepúsculo radica

en los mil matices de la luz que ya no es fulgor,

sino tonos pastel con bostezos de sueño

y el dulce deseo de volver a ser

la luz radiante de la inocencia.

2 comentarios:

  1. Acabamos de comenzar con una aurora un poco fea, veamos como nos lleva al crepúsculo.
    Saludos y Felices Reyes.

    ResponderEliminar
  2. Quien pudiera volver a tener esa radiante luz de la inocencia aunque bien podríamos tratar de ser esa luz con la experiencia adquirida a través de los años.Saludos

    ResponderEliminar