A
mi hijo Javier y a todo el mundo agrícola
Mientras el campesino labra
la tierra,
en la semilla se acoda la
esperanza
tras el sueño invernal de la
última cosecha.
La lluvia se filtró por los
montes
y se convocó en el hueco de
la roca
para hacerse venero,
manantial que busca la
acequia
y apagará la sed de los
campos en el estío.
Con sumisión humilde
se dejó enterrar la simiente,
y cuando fenecía, brotó de
su pecho un germen
que pronto fue tallo verde:
algunos mordidos por la
oruga,
otros picoteados por los
pájaros…
Pronto un océano verde
se extenderá por la tierra
fértil,
cuyo primer riego fue el
sudor del labriego.
Crecieron las plantas,
recibieron su abono,
la labra y la bina, todo en
su momento,
y agua en las proporciones
adecuadas.
Florecieron minúsculas
manchas de color
que acabaron granando en
fruto abundante;
sopló el viento, arreció la
lluvia,
maduraron los frutos bajo
los rayos del sol;
finalmente, la cosecha cayó
en manos de intermediarios
y se diezmó lo esperado
como plaga implacable de
sino fatal.
La agricultura intensiva está matando a los pequeños agricultores que cultivaban con primor sus productos y está produciendo una agricultura que solo sirve para la foto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes razón, Emilio; pero también a estos los acogotan los intermediarios. La agricultura es un sector bien oprimido.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Buen poema para ver la realidad de los agricultores. Seria bueno que en todos los pueblos y lugares hubiera cooperativas para que los propios lugareños pudieran comprar el género. Así se terminaría qeu los agricultores cobraran tan poco y qeu los otros tuvieran más ganancias si haberlo sudado.
ResponderEliminarAbrazos
Sin duda alguna que las cooperativas son una buena defensa, Isa.
EliminarAbrazos.
Los intermediarios, organizados para que no se les escape nada, encarecen los productos y escatiman al agricultor lo que en justicia les corresponde.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Como en tantas facetas de la vida, hacen el menor esfuerzo y se llevan el mayor beneficio.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
El intermediario es el que gana, pierden el agricultor y el consumidor.
ResponderEliminarAl agricultor le cuesta sobrevivir y al consumidor cada día se le pone la cesta de la compra más cara.
EliminarUn abrazo.
Mi marido aparte de trabajar en una empresa de cerámica al salir se dedicaba a sus viñas y a su huerta y todos los años pasaba lo mismo: las bodegas no pagaban las uvas en su justo valor y de la huerta nos benficiábamos la familia, vecinos y amigos...todo eso ya pasó a la historia.Saludos
ResponderEliminarFinalmente, los pequeños agricultores dedican sus tierras al autoconsumo y trabajan fuera de ella por un salario del que sobrevivir.
EliminarUn abrazo.
En Argentina los productores son muy maltratados por los gobiernos populistas.
ResponderEliminarTrabajan sin descanso con verdadero amor a la tierra.
Es triste que no tengan lo que se merecen.
Un abrazo
Me gusta lo que destacas, Luján, el amor a la tierra. Eso es algo que no llega a entenderlo quien no lo ha visto de cerca. Gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Me gusta ese poema, que se acuerda del trabajo silencioso del agricultor. Es dura su vida y a cambio no tienen ni un beneficio justo.
ResponderEliminarBesos
Creo que siempre hay que volver la vista a las cosas sencillas y a los últimos.
EliminarBesos.
Un título que va bien al campo ya u cosecha particular: TU HIJO.
ResponderEliminarMi hijo, Tracy, es ingeniero técnico agrícola y ese es el motivo de la dedicatoria, porque conoce esa realidad de cerca.
EliminarUn abrazo.
en la semilla que siembran va impregnado el brillo de esperanza que brota en la mirada de el campesino lleva el calor de vida que fluye del cuenco de sus manos esperando que broten,crezcan y se reproduzcan.
ResponderEliminarEs un bello homenaje a los agricultores especialmente para su hijo Javier a quien esta dedicado.
Saludos y abrazo.
Mi abuelo y luego mi padre fueron campesinos. Yo abandoné el campo y me fui a otro sector menos sacrificado; ahora mi hijo ha vuelto al campo, pero como técnico. Hay un amor que no se olvida.
EliminarUn abrazo.
Triste realidad en tan emotivo poema. Saludos amigo Francisco.
ResponderEliminarCon demasiada frecuencia, lo emotivo suele ir unido a lo melancólico, Sandra.
EliminarUn abrazo.