No es extranjero nuestro
peor enemigo,
no viene de fuera
como un tsunami invasivo,
ni siquiera de los arrabales
sino de la médula
de nuestro alocado corazón,
cuando se desboca
y al todo empuja hacia la
periferia
del bien.
Cuando llega, se instala en
su verdad absoluta,
se entroniza sin veladura de
armas
en ocupar lo indiviso como
célula
vital y única
del absoluto existir y el
medrar.
Y ya, revestido de
entorchados y cetros,
se corona en la cúspide de la
exclusividad
y, en el desprecio de mirar
hacia abajo,
se olvida de analizarse a sí
mismo
y apreciar el vacío creado
en el que se aísla y se
desnaturaliza
en su endiosada soledad.
No creo que en el corazón se encuentren los sentimientos, es un simple músculo que bombea sangre, el auténtico músculo de esos sentimientos está arriba, en la cabeza, ahí es donde se encuentran y se avivan los miedos gracias a una educación deficiente e interesada.
ResponderEliminarUn abrazo
No hablo de anatomía, Emilio, sino de ese interior humano donde se manifiestan los sentimientos.
EliminarUn abrazo.
En efecto, somos nuestro peor enemigo. Beberé vino, porque ya sabes que... al enemigo, ni agua.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
En este tiempo una cerveza fresquita tampoco está mal.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Realmente somos tontos por naturaleza. Resulta qeu si nos cuidáramos a nosotros mismos estaríamos cuidando a los demás y somos tan lelos que no lo hacemos. El hombre es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y tres y cuatro y no aprendemos nunca.
ResponderEliminarAbrazos
Así es, Isa, torpes hasta decir basta.
EliminarUn abrazo.
Así nos va. Un abrazo
ResponderEliminarNo tenemos arreglo, Antorelo.
EliminarUn abrazo.
Tão verdadeiro e tão discutível. Poeticamente se podem abordar assuntos muito sérios.
ResponderEliminar.
Um dia feliz
Cumprimentos poéticos
No hay límites para la poesía, Rykardo.
EliminarCumprimentos.
Nada más que leer el título, pensé...el pero enemigo está en nosotros mismos, en eso hemos coincidido los dos.
ResponderEliminarQue tengas un buen día y procura no salir a la calle, cuando el sol aprieta.
Besos
En verdad, en este caso, el título llevaca su temática.
EliminarBesos.
Qué razón tienen tus letras. Pues no hay mayor enemigo que la inconsciencia humana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy acertado, Jorge. Mil gracias.
EliminarUn abrazo.
Estoy de acuerdo en todo lo escrito el peor enemigo está en nosotros mismos, pero también se encuentra el mejor amigo y pmejor vamos a quedarnos con este último.Saludos
ResponderEliminarAsí es Charo, a menos que se pase de bueno para si y caiga en el egoísmo.
EliminarUn abrazo.
Francisco, que importante es no aferrarnos a una idea determinada...La mente nos suele engañar y debemos estar alerta. Un hecho, una circunstancia o un paisaje tiene muchas perspectivas y es enriquecedor mirarlo desde varios puntos. Es bueno sabernos limitados, dudar de nuestra verdad, gracias a ello podemos avanzar, corregir ideas y actos.
ResponderEliminarMi felicitación por esa reflexión siempre necesaria y sabia.
Mi abrazo siempre, amigo.
¡Qué buena exégesis, María Jesús!
EliminarUn fuerte abrazo.
Nos gusta el autoengaño. Lo elegimos, para no ser humildes y aceptar nuestros errores y discúlpanos con quienes ofendemos y cambiar. Porque, nos conocemos, pero no queremos desprendernos de nuestros defectos, como la soberbia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin dudas esta es la peor versión, la no ignorancia.
EliminarUn abrazo.
Gracias por tu reflexión, tan necesaria en estos tiempos.-
ResponderEliminarOn abrazo
Gracias, Tracy, también son necesarios los comentarios para todo aquello que no se dice o sugiere.
EliminarUn abrazo.
Asi es amigo Francisco, somos nuestro peor enemigo. Saludos
ResponderEliminarGracias, Sandra.
EliminarUn abrazo.