29 abril 2020

VECINDAD LEJANA




Todo es vecindad lejana,
no hay distancia más larga
que aquella que nos resulta inalcanzable:
la flor de azahar en otoño,
los higos frescos cuando cae la nieve
o tu boca en el extremo invisible
y desangelado de este confinamiento.

Hoy he querido medir
la envergadura de las alas de un preso,
la contorsión precisa
para escapar por los barrotes
y el deseo irrefrenable por alcanzar
la fruta prohibida.

En esta limitación terapéutica e impuesta
se me fue más de un mes
sobrealimentando el yo,
midiendo lo inconmensurable de esta fatiga.

Es tiempo de decrecer,
de poner al otro en nuestro espejo
y diluir el yo en el nosotros.

7 comentarios:

  1. Para los especuladores no es bueno "decrecer" ya que tienen que pagar por desprenderse de los bienes que acaparan, así les ha ocurrido a los del petroleo.

    Un abrazo.

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  2. Tu imagen de hoy es una calle en perspectiva. Tus letras nos hablan de distancias y ello nos lleva a alzar la vista más allá de nosotros mismos. Es necesario hacer un esfuerzo y valorar al otro, recordar sus trabajos y fatigas. El espíritu lo agradece y también se engrandece abrazando al mundo.
    Mi felicitación y mi abrazo por tu buena reflexión, amigo.

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  3. Ha llegado el momento que ya paso de salir de casa....Saludos

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  4. Esa distancia, dpor medio, hace que no pueda encontrarse con la familia...ahora nos tenemos que conformar, con verlos desde una pantalla...por lo menos, sabemos que se encuentran bien.

    Besos

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  5. Triste realidad y hay que aceptar, de momento no hay de otra amigo Francisco. Saludos. Sentido poema.

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  6. Diluir el yo... Ojalá que millones de humanos estemos recapacitando y aprendamos a dar.
    Un abrazo.

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