No quiero exasperarme:
es más fácil amoldarse al
encierro
los días de lluvia que los
soleados.
Ni sé ni quiero saber
tanta sobreabundancia de
noticias
reiterativas y
controvertidas
como circulan, o si es
preferible
dejarse sorprender por los
acontecimientos.
Todos hablan por los codos,
todos metiendo miedo:
en las redes sociales las
amenazas
de suplantación de
personalidad;
en los noticiarios el guirigay
de los políticos
jugando a gallos de pelea,
en lugar de tratar de
defendernos, todos a coro,
de la zorra que se ha colado
en el corral…
No quiero exasperarme,
pero me parece más inmoral
el juego político en caso de
pandemia,
que especular con el precio
de los salvavidas
porque se conoce el final
trágico
del Titanic frente al
iceberg.
La clase política no está a la altura de las circunstancias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ni la clase política, unos mas que otros, ni los medios de comunicación y redes sociales, ni aquellos que redujeron la sanidad hasta dejarla esquelética, ni la Iglesia con su comportamiento, su silencio y el hablar a destiempo lo hace vergonzoso, ni muchos ciudadanos que se pasan por el forro cualquier orden con su insolidaridad, no podemos culpar solo a los políticos, hay muchos que están ladrando.
ResponderEliminarUn abrazo
Un iceberg solo cabe esquivarlo, no se puede luchar contra él. Y el Titánic ya iba herido de muerte. El hielo precipitó el desenlace. Tal vez la comparación sea más acertada de lo que ya parece. Los pasajeros no eran culpables. Los culpables estaban en la cúspide del poder. Los ambiciosos. Todo lo demás fue a remolque.
ResponderEliminarDifícil mantener el equilibrio ante tanta contradicción, Francisco...La mente lucha entre saber o no saber, sentir o no sentir. Ahí estamos tratando de aguantar, de esquivar el miedo y la desesperanza.
ResponderEliminarConfiemos en que el sol sale cada día y también llega la calma después de la tormenta...
Mi abrazo y feliz fin de semana.
Totalmente de acuerdo con la paranoia que está superando al virus.
ResponderEliminarPensemos que todo pasará.
Buen sábado Francisco.
El miedo ya lo tenemos metido en el cuerpo y cuando sales a la calle, por alimentos, estás deseando de regresar.
ResponderEliminarAhora van a poder salir los niños a lacalle, para que pudean saltar. Aunque de momento, no hay nada. He leído que deberían, también que pudieran salir los mayores a dar un paseo por un espacio de tiempo y con unas limitaciones en el recorrido. También yo sigo pensando, que estas personas necesitan salir a la calle, cuando unos meses atrás hemos visto personas, con andador,dando paseos por prescripción médica y para que no pierdan la movilidad. Desde mi casa, me acuerdo de esas personas y que será de ellas cuando salgan a la calle, después de tanto tiempo encerradas en casa.
Besos
Pues una de esas personas de las que habla Ventana de Foto que padece demencia y que no ha entendido ese encerramiento se ha acelerado de tal forma su enfermedad al verse encerrada en casa sin poder bajar al parque de debajo de su casa que la han tenido que ingresar de urgencia y ahora se encuentra en la más absoluta soledad sin que se le permita visitar y ni tan siquiera una llamada telefónica .....pero los perros fueron afortunados que sí podían pasear se ve que son más importantes que las personas.Este tema me está causando mucho dolor y lo encuentro una tremenda injuscia. Saludos
ResponderEliminarTus palabras remueven las entrañas, hay cosas que sigo sin comprender y como dice Charo, no entiendo que sean antes los animales que las personas. Este tema me supera.
ResponderEliminarUn abrazo.
El autoritarismo es una tentación que muy pocos políticos saben rechazar, aprovechando la circunstancia. Una cosa es cuidar y otra reprender.
ResponderEliminarMucho ánimo extra en este abrazo.
Es de vergüenza lo que están haciendo por todos lados: Que dejen de inocularnos miedo, que ya tenemos nuestra dosis cada cual, no necesitamos más.
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