Hasta los perros han
enmudecido;
aguardan pacientes a que
pase la lluvia
para sacar de paseo a su
amo.
La calle son ecos vagos
trompicando sobre los
adoquines.
No circulan los coches.
De tarde en tarde los goznes
de una puerta
siembran de dudas la mañana;
es pronto para salir a
comprar,
pero es la hora adecuada de
la impaciencia.
Vuelve a llover. Ni los
paraguas salen
a dar la bienvenida a la
lluvia.
En medio de este
enmudecimiento,
tan solo la lluvia es
redoble en los cristales,
música desangelada y enojosa
en el secarral tedioso por
el que navegamos.
Cae la tarde. Se aproximan
las ocho
y en breve sonarán los
primeros aplausos,
los de los impacientes; esos
que, como los cuartos,
avisan de que ya es la hora
del encuentro vecinal entre
balcones y ventanas.
Finalmente, crece el
silencio
y se corren las cortinas de
la noche
en el inasible aislamiento
de un día como el anterior.
Fotocopia que vale para otros días idénticos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Eso es precisamente lo que he tratado de reflejar, la monotonía de todos los días iguales.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
El silencio de los perros se rompe cuando a las 8 de la tarde los aplausos les asusta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, Emilio, nosotros siempre alterando el orden de la Naturaleza.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco, es cierto, un día es igual al otro, no tenemos que desempeñar nuestros trabajos, ni fiestas, ni reuniones familiares con juegos con los nietos, ni fines de semanas, eso sí, puntualmente a las 8 de la tarde, como dice Emilio, se oyen los aplausos merecidos al personal que nos asiste...
ResponderEliminarEsto puede durar mucho sin la vacuna.¡Paciencia!
La vacuna tarda todavía mucho, aunque están trabajando en ello; pero luego de conseguirla son al menos 8 meses de pruebas hasta de generalizar en vacunas para todos. Necesitamos colmarnos de esas paciencia a la que apelas, Mari Carmen.
EliminarUn abrazo.
Y suma y sigue.
ResponderEliminarUn poema triste, pero es que esta situación que estamos viviendo, solo inspira tristeza a las musas.
Tengamos la esperanza de que se acabe pronto.
Besos
Por fortuna no lo llevo mal, Julia, pero es verdad que la situación es de tristeza y abulia.
EliminarBesos.
Es necesaria la creatividad para salvar a la mente de esta monotonía o día de la marmota, Francisco. Es muy difícil evadirse y tampoco queremos ignorar lo que ocurre a nuestro alrededor, pero debemos salvar la imaginación, la esperanza y el optimismo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu entrega a las letras.
Mi abrazo y mi ánimo.
Qué bien ilustras los sentimientos y emociones de estos momentos. Aquí no llueve, el sol de primavera sigue aunque cambia un poco el horario. La calandria canta siempre a las 5, me despierta y se va... y yo sigo durmiendo para evitar la monotonía que comienza a las 8 como un disco interminable. Deseo que estés bien.
ResponderEliminarLa realidad en poesía. Es difícil el momento que se vive. No queda otra que resistir y/o re inventarnos. Me encantó eso de que el perro saca a pasear a su amo, también lo creo. Un abrazo Francisco
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