Sobre las crestas de las
olas,
como surfista inagotable,
las maquinaciones de los
cazadores de nubes;
un mar de sonrisa blanca
en la espuma de nácar
de sus agitadas crestas
móviles.
En el agua de los mares,
los proyectos que navegaron
aciertos
y los errores embarrancados
en los arrecifes de lo
insólito
y en los fracasos.
El mar, latidos líquidos
que trasiegan aventuras
─a punto de sal─
bajo la mirada azul del
cielo
que todo lo observa en
silencio.
Un poema la mar de salado.
ResponderEliminarAbrazos, Paco.
Como un bacalao, así de sabrosón, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Si el mar hablara, si esas olas que tanto han recorrido lo hicieran, ¿que nos dirían?, seguro que nada bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Diría: ¿Donde váis, intrépidos? Y añadiría: Más vale que cuidárais más y mejor de mí, guarros.
EliminarUn abrazo.
La felicidad te hace sentir que estás subido en la cresta de la ola, ella te sostiene en un equilibrio perfecto.
ResponderEliminarBesos
Sin duda alguna. La felicidad lo cura todo y nos hace ver con optimismo.
EliminarBesos.
Ventajas e inconvenientes de estar subidos en la cresta de la ola, mejor cortarlas
ResponderEliminarEstar en la cresta de la ola tiene también un sentido sublime. Gracias un día más, Tracy.
EliminarBesos.