El arroyo, en el meandro
inmediato
se remece y se remansa
y se hace un collar verdoso,
líquido y paniaguado,
con islas de pan de rana
y algún que otro renacuajo
que salta
de charca en charca.
Del almez caen almecinas negras
y de poca talla, como
estrellas pequeñinas
lejanas y descolgadas
como cuentas de un rosario
que nunca se ha de rezar por
desconocer
el santo y la adecuada
plegaria.
Por encima de la encina,
donde la copa acaba
en silueta de globo y
comienza el firmamento,
una autopista de luces, un
bullir de luz lejana
que cruzando el firmamento
parece que rubricara tan
altísimo contento.
Sobre el alféizar,
un reseco cactus florece
en estrella de diez puntas
más amarillas que blancas.
Nada pide,
bebe poco y por siempre está
callada.
Asomado a la ventana, en el
cercano
arriate que adosado a la
pared
da color a esta fachada tan
blanca,
y entre su ramaje verde del jazmín
que ella sembrara,
el dulce aroma que embriaga
a unos novios que se besan,
que se hacen arrumacos,
que callan, que se dicen en
silencio
y que en silencio se largan.
Por el monte, me imagino, ya
que la vista
no alcanza, corretean las
ardillas,
los cabreros y las cabras y
esa vida que yo intuyo
y no alcanzo a vislumbrarla.
Desde esta postración,
asomado a mi ventana,
veo la vida pasar…
¡Qué bonita es mi ventana!
Sí que lo es.
ResponderEliminarCelebro que a ti te guste, Merche, por eso lo comparto.
EliminarUn abrazo.
Seguro que esa postración es pasajera y pronto estarás tan activo como siempre . Un abrazo
ResponderEliminarVolverán las oscuras tardes de otoño nuestros caminos a alfombrar, pero aquél día luminoso en que nos encontramos, ¿quién lo podrá olvidar? Va a pasar muy pronto, lo sé.
EliminarUn fuerte abrazo.
Bonita composición, con esa ventana llena de versos abiertos al mundo, al amor, a la vida.
ResponderEliminarSi en unos días ves que no comento en tu blog es porque no ando por casa. pero volveré... como las oscuras golondrinas. No os libraréis de mí tan fácilmente. Jejeje.
Un abrazo, Paco.
Hay comentarios que valen más que mil "like". Que lo pases muy bien, Cayetano.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Francisco. Pues tienes una ventana muy bella. Y sobre todo mucha soltura para imaginar e hilvanar las letras que forman tan bellos versos. Seguro que pronto comenzarás a estar más activo físicamente, ya que mentalmente tienes mucho fruir. Bello poema.
ResponderEliminarAbrazosssssssssss
Muchas gracias, Isa, por tan agradables palabras para conmigo. Gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Sí que es bonita esa ventana, viendo a través de los ojos de tu alma.
ResponderEliminarGran abrazo con todo mi agradecimiento, por darme fuerza.
Las gracias siempre a ti, querida Sara.
EliminarUn gran abrazo.
Tienes una ventana privilegiada...ya me gustaría poder asomarme a ella y poder fotografiar esos paisajes que nos describes.
ResponderEliminarBesos
Te confieso que no existe la ventana. Mejor dicho da a una calle estrecha con otro edificio enfrente que no me deja ver el paisaje. Pero, ya sabes, es un secreto.
EliminarBesos.
Tu ventana es un coche parao, te lo digo yo.
ResponderEliminarBien lo sé yo, y es por falta de gasolina.
EliminarBesos.
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