Y existiré mientras estén
vivos mis recuerdos,
en tanto que pueda engarzar
cada sillar bajo el
equilibrio
de la angular que todo lo
sustenta
y da argumentos desde los
cimientos.
No. No dejaré de ser nunca,
pues el ser es tan sólo un
préstamo
divino que no acaba
ni tan siquiera con la
muerte.
Mi muerte, esa a la que
temo,
es dejar de existir en la
memoria
de mis recuerdos, el temor
a que se borren los apuntes
de los acontecimientos
de aquel niño que fui, de los
lloros
de los juegos, de la
escuela, de la mili,
del tonteo en el paseo,
de aquellas figuraciones
tanto como
de los hechos tenidos por
ciertos.
No es el ser el que me
inquieta,
es mi existir, mis
recuerdos,
la película sonora de mis
acontecimientos,
el devenir de los días
desde el ayer al momento,
es el borrón y cuenta nueva,
es el vacío y su vértigo.
No recuerdo donde leí que uno permanece vivo mientras esté en el recuerdo de los demás, continuaba la información diciendo que eso duraba unos 25 años, una generación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, Emilio, eso se dice. Por eso los privilegiados se perpetúan en su obra, porque sigue manteniéndole en el recuerdo de muchos. ¿Has acabado tus vacaciones? También yo.
EliminarUn abrazo.
Tambien mi marido piensa que mientras recordemos a Las personas más queridas, ya, viviendo en otra dimensión, permaneceran vivas. A nosotros nos toca recordar siempre los buenos momentos que compartimos junto a ellos@
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Sin dudas, tu marido tiene razón. En otra lectura de este poema tal vez el miedo a hacer una demencia seníl.
EliminarUn gran abrazo.
Es un mal que azota a muchas personas, sus recuerdos se han borrado y ya no conocen a sus hijos. Mi madre murió sin conocer a nadie.
ResponderEliminarBesos
He estado estos días atrás con una persona muy querida que me hablaba de sus padres, pero no reconocía a su hija... Es tremendo.
EliminarBesos.
Tienes razón, es más temible y doloroso morir en el recuerdo de quienes nos rodearon y quisimos en vida.
ResponderEliminarMe ha encantado tu poema.
Besos
Acabo de experimentar cómo no es cierto que escribo para mí (no creo que nadie lo haga). Voy a tratar de no olvidar nunca tu comentario, Julia.
EliminarBesos.
Ya somos dos los que tenemos ese temor.
ResponderEliminarQuienes hemos visto el caos, Tracy, es lógico que no deseemos pasar por él.
EliminarBesos.
No vivimos actuando para trascender, pero tal vez así sea. En mí están vividos los recuerdos de mis padres y abuelos. Quizás mis hijos y nietos me recuerden por mis acciones.
ResponderEliminarDe ti seguro no se olvidaran los que te sucedan. Abrazo.
La verdad es que somos aves de paso con aspiraciones de permanecer. En fin, hasta las personas que han quedado en la memoria colectiva por su obra, es a su obra a la que recordamos y no a la persona. Gracias, Miguel, por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Tú no morirás... has sembrado mucho y eso germinará, además de que tendrás vida infinita y sin tener que volver a empezar de cero. (Sabes, me lo dijo un angelito, te lo digo en secreto, no lo cuentes a nadie) : )
ResponderEliminarBesos
En tus letras, la pasión incondicional de la amistad modificando la realidad. ¡Qué belleza, Sara!
EliminarBesos de anís.