En el silencio de la noche,
pentagrama en blanco
sobre el que dibujar los
escalofríos,
se articula el descanso
y la placidez de los sueños;
tiempo para reparar fuerzas,
para repostar luz
al sonido sombrío de los
días
y orientar la brisa trastornada
hacia los entresijos del bienestar.
En el descanso nocturno,
el enlace perdido con las
ensoñaciones
y el reposo
sobre el que entroncar el
esqueleto
del mañana.
Hay noche donde el silencio se transforma en ronquidos, eso me acaba de decir mi nieta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los niños no esconden la verdad con eufemismos, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Salvo cuando la noche se convierte en una jaula. Y las pesadillas o las preocupaciones piden a gritos que acabe la oscuridad y empiece un nuevo día.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Siempre hay una salvedad para cada regla, querido Cayetano.
EliminarUn fuerte abrazo.
La primera vez que oí hablar de Silencio, fue a través de una corneta, al caer la noche, en Eritaña..y con la Aurora, aquella corneta tocaba Diana.🎼
ResponderEliminarYo viví un tiempo de mi vida jovial al toque de corneta. Era tiempo de paz, pero la corneta sólo nos dejaba en paz cuando tocaba Silencio y regocijo en Fajina.
EliminarBesos.
En el silencio de la noche te encuentras a solas con tus pensamientos, de vez en cuando interrumpido por algún coche que circula por la calle y de alguna ambulancia que se escucha a lo lejos.
ResponderEliminarBesos
Sí, todo eso que cuentas y también lo que nos atrevamos a soñar.
EliminarBesos.
Los tres primeros versos te atrapan sin compasión, del mismo modo que los dos últimos te despiertan definitivamente.
ResponderEliminar¡Qué bien escribes!
Qué suerte de que así lo veas, TRACY. Muchísimas gracias.
EliminarBesos.
Cada noche trae consigo un mañana, aunque a veces nos sea tan silenciosa.
ResponderEliminarAbrazos.
Y de cada nueva luz una esperanza. Así es, estimado amigo Rafael.
EliminarUn abrazo.