Su cabellera un trigal
remecido por el viento,
su cuello fuste elegante,
armonioso, muy discreto,
su boca buzón de besos,
─algunos de ellos robados─
una herida carmesí,
herida por la que sangro;
sus ojos dos ventanales
abiertos de par en par,
su sonrisa son dos olas
que me invitan a soñar,
un arrebato batido
que no es de aquí ni de
allá.
Así es como yo la veo,
muy ilusa realidad.
Y eso que solo nos quedamos en la cabeza...
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Quizá el resto no merece la pena, Cayetano, o que se le fue todas las fuerzas por la boca. Ja, ja, ja...
EliminarUn abrazo.
MERCE CARDONA.Dice, es la primera vez que te visito, Hermoso poema, me ha encantado. Besos
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Mercedes, por llegar hasta aquí, leer y comentar. Ojalá te guste todo lo que leas en este blog.
EliminarBienvenida y un abrazo.
Así es como yo le veo,
ResponderEliminarmuy iluso realismo.
La vida es ilusión, amiga Merche.
EliminarBesos.
Afortunado de tenerla presente...
ResponderEliminarHay que ejercitar la memoria, Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo entender... un abrazo
EliminarA buen entendedor...
EliminarOtro abrazo.
Se puede ver de muchas maneras, no solo con los ojos físicos que bien describes. Buen finde
ResponderEliminarQuizás no la haya visto con los ojos de la cara, sino los del alma, Katy.
EliminarBesos.
¡Qué alegría ver las cosas así, hijo!
ResponderEliminar"Hijo", cuánta ternura, Tracy.
EliminarTe invito a que cierres los ojos y mires por mi ventana, seguro que describes algo similar.
Besos.
La mirada tuya es la mirada de un poeta.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, querida amiga.
EliminarBesos.