Cuando dices árbol,
yo pienso en fruto, en el
trabajo
sin esfuerzo ni pausa.
Cuando dices nube,
yo pienso en lluvia, en agua
no buscada
para la que no abrí el
grifo.
Cuando dices monte,
yo pienso en los brazos
capaces de apilar
tal cantidad de piedras.
Cuando dices río,
me recojo y encauzo mis
dispersos pensamientos
para hacerme afluente.
Cuando dices sombrero,
yo pienso en la cinta que lo
adorna
y cómo ciñe tu cabeza.
Cuando dices yedra,
yo pienso en la torpeza de
mis dedos
para escalar sin pausa a tu
cabeza.
Cuando dices aire,
siento celos de no envolver
tu piel
para ser quien te roza.
Cuando dices cerradura,
pienso en ser llave, férrea
llave
para abrir tu corazón al
mío.
Cuando dices fuego,
yo pienso en el ardor de mi
corazón
que quiere apagarse en ti.
Cuando dices mi nombre,
yo vengo al punto y me pongo
y dispongo
para ofrecerme a tu
servicio.
¡Qué maravilla!
ResponderEliminarMaravilloso es que tú estés siempre cercana a mis versos.
EliminarBesos.
Tu poesía mi primera lectura del día. Un abrazo Paco.
ResponderEliminar¡Qué alegría y qué responsabilidad, Marbellero! ¡Ojalá no te decepcione nunca.
EliminarUn abrazo.