En la canción descubro
que otra alma fue herida
por este mismo acero
que me traspasa.
La canción, como el olvido,
se hace ovillo en la memoria
y celebra con júbilo
descubrir
que en tu boca reside el
sabor
de los frutos del bosque,
del que quedé preso sin
condena.
No se olvida el paisaje
donde nos conocimos;
no se olvida aquel bolero
que al bailar tarareábamos;
no
se olvida el sabor tímido
de
aquel fugaz y consentido beso
que
sabía a savia de ti misma,
cuya
identidad todavía paladeo…
A
veces titubeo y no doy a la primera
con
las llaves, el teléfono o la palabra
que
como sillar o tesela resuelva
la
oración que tanto se resiste;
pero
tu pálpito es, con la canción
y
el lugar preciso, la escena
de
aquel primer fuego en que
nos
abrazamos y abrasamos el primer beso.
No
quiero abandonar el ámbito
de
este encuentro, donde sonido y sabor
se
hacen uno confundiéndose
en
el banquete de tu boca.
Precioso Francisco ! sensaciones que quedan ovilladas en un rinconcito del corazón.
ResponderEliminar¡Me encantó !
Apapachos.
Gracias por este solitario comentario al que me abrazo y me ovillo.
EliminarApapachos.
Yo siempre creo que mis amores se quedan "ovillados" en mi corazón.para dejar espacio al que viene..Para que alcance ...
ResponderEliminarApapachos.
Qué bella imagen la de ovillar. Recuerdo que, de niño, mi madre ponía una madeja de lana entre mis manos, me hacía estirarlas al máximo, y ella iba deshaciendo la madeja al tiempo que un ovillo incipiente crecía y crecía...
EliminarApapachos.