Por este calidoscopio
─mapamundis comprimido─
pasa una dispar pasarela
ante este banco de diseño;
a mis espaldas canturrea
el rumor del agua de unos
surtidores
y por delante se pasea Babel
con todos los acentos y
etnologías.
Se acerca el atardecer;
ya no es la luz rabiosa,
sino atenuada;
todavía el día ofrece una
dispar visión
de gente que sube de la
playa
con pocos bártulos y el
bañador
dejando un cerco húmedo
sobre la bata o camiseta que
dibuja
el boceto anatómico
farragoso.
Otros salen del parking
ligeros, pero
ostensiblemente de fiesta:
algunos brillos, exagerados
tacones
sobre elevadas plataformas.
Dorados,
plateados, lentejuelas… y todos
regresarán ajados y con
cefaleas
digestivas y otros extremos al
amanecer.
En la espesura, una mixtura
de mirones
y exhibidores se contemplan
recíprocamente
sin minucioso ni pegajoso
interés.
La Avenida del Mar es una
agitación
de la mirada y una
retrospectiva por donde,
al tiempo, se goza el ayer,
mi ayer de niño,
y mi hoy de las diversidades
asimétricas.
Eres buen observador amigo y como todo poeta siempre llega la lírica para esbozar los sentimientos. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio. Gracias por pasar, leer y dejar constancia de ello.
EliminarUn abrazo.
Nos dejas una visión minuciosamente detallada de todo lo que tus ojos ven desde ese banco donde tu cuerpo descansa, mientas obserbas el ir y vener por esas avenidas de la vida.
ResponderEliminarNo sé porque antes no veía tus publicaciones, al menos haora las veo, hasta cuando? ya veremos.
Un abrazo
Ambar
Si no ves mis publicaciones, Ambar, no te pierdes gran cosa; pero te agradezco mucho que me arropes.
EliminarBesos.
Me gusta tu mirada atenta, Besos.
ResponderEliminarPues a mí me gustaría contemplar la belleza de Amapola Azzul, y luego describirla en cada uno de sus extremos: su sonrisa, su mirada, su forma de caminar, su calidez...
EliminarBesos.
Esa Avenida del Mar, es realmente simbólica...Nos muestra el ir y venir de la vida, como una vieja caravana, su apariencia, su brillo, su ruído, su luz y su sombra...Tus ojos permanecen fijos, quietos, expectantes...Conscientes de ese paso del tiempo, que a todos nos va cambiando...Ahí está la lucha entre la memoria y el olvido.
ResponderEliminarMi abrazo de luz y mi cariño.
M.Jesús
¡Qué grande eres, María Jesús, qué grande! No hablo de tu grandeza física, sino de la grandeza de tu corazón. Mi agradecimiento eterno.
EliminarBesos.