Estos días todos los medios de
comunicación están rememorando los 20 años de la clausura de la Exposición
Universal de Sevilla, Expo-92, pero a mí me gustaría poner el foco en las
consecuencias que para el sector hotelero representó el cierre de aquel escaparate
singular, al que en tantas personas ilusionó.
Ya la mañana del día 12 el
desajuste entre entradas y salidas de los establecimientos hoteleros dejó las
estancia en tan solo el 50% de ocupación, algo que la mañana del día 13 vendría
a significar el vacío más absoluto. Era previsible, pero la desolación resulta
inenarrable cuando nos enfrentamos a la tarea de tener que rescindir contratos
o no renovarlos ante la falta total de clientela y tirar de la facturación
anterior.
Hace 20 años todos éramos más jóvenes |
La Expo comenzó con buen ritmo desde
el día de su inauguración el 20 de abril, se fue haciendo frenético según
avanzaban los meses y desbordadas todas las cifras desde el verano en adelante,
alcanzándose el record de asistentes en el puente de la Merced, en septiembre.
Eran días gloriosos para la industria hotelera y turística en general, hasta el
punto que a muchos se nos olvidó que estábamos ante un hecho efímero de tan
solo seis meses.
Tras el cierre, con el vacío de
los establecimientos casi absoluto, se empezaron a cerrar algunas plazas
hoteleras y otras, la mayoría, resistieron entrando en una guerra soterrada de
precios a la baja como no se había conocido con anterioridad. Al otro lado del
río, en el recinto ferial de la Cartuja, los pabellones eran como esos molinos
de viento que encontrara Don Quijote, fantasmagóricos y sin alma que bien poco
tenían que ver con las largas colas de los días anteriores. Nadie sabía cuál
iba a ser el futuro de aquella ciudad efímera de tan fuerte inversión y foco de
atracción para el mundo entero. Las previsiones de reservas eran tan
paupérrimas que ni siquiera se podía hacer un estudio de cómo afrontar las
nóminas y los seguros sociales, proveedores a la cola. De repente, nos
encontramos con la crisis del petróleo que venía padeciendo Europa desde el 91
y que en España fue amortiguada por la Olimpiada en Barcelona y la Expo en
Sevilla.
"Curro", la mascota de la Expo-92 |
Vinieron muy malos tiempos para
la economía y hubo que hacer mucho filibusterismo para salir adelante más o
menos indemnes. Fueron muchos los que se habían contado el cuento de la
lechera, cuando en la mañana del 13 de octubre de 1992 se derramó el cántaro en
la recepción de todos los hoteles sevillanos. Entonces recordamos que hubo otra
crisis de la energía allá por el 72 que también fue amortiguada por el viejo
sistema, de donde aprendimos que las crisis económicas son cíclicas; pero como
la memoria es frágil, nos encontramos hoy, 20 años después, donde nos
encontramos, tropezando una y otra vez en la misma piedra.
Mi padre había estado en la Exposición de 1929 y yo hubiera querido ir a esta, pero me cayó en mal momento y no pudo ser.
ResponderEliminarYo estaba a la otra orilla del río y hasta percibía el eco en murmullos, pero el trabajo me mantuvo casi siempre alejado, salvo por las noches, cuando los pabellones estaban cerrados y los restaurantes abiertos.
EliminarComo siempre en nuestras crisis, nos enteramos tarde, mal y nunca. Recuerdo la crisis del 72, esa del petroleo, porque un año antes comencé a trabajar y ya han pasado 40 años; no era cosa de asumirla cuando la dictadura estaba en situación crítica, empezamos a asumirla varios años más tarde que el resto de países.
ResponderEliminarLa crisis de finales de los 80, y 90 no pilla en plena efervescencia de la Expo y de la Olimpiadas, está no la hemos olido hasta hace cuatro días, en fin nuestra capacidad para reconocer la situación del mundo es muy cortita.
Saludos
La segunda crisis, Emilio, es la de la Guerra del Golfo y se fecha en el 91. En otras ciudades españolas sí se notó, sobre todo en el turismo.
EliminarLa expo 92, la expo de Zaragoza ...son lugares como fantasmas de una realidad que se esfumó dejando tras de sí una estela de pequeñas ciudades fantasmas. No estuve en ninguna de las dos, pero creo que lo que cuentas es muy acertado y pones de manifiesto "ese tropezar reiteradamente", muy propio de la condición humana.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Aunque no tiene nada que ver con la actividad loca de la exposición, en el recinto ferial de la Expo-92 han desaparecido muy pocos pabellones y están reutilizados en un 90%. Lo de las cuentas es mejor dejarlo para inventario.
EliminarUn abrazo
Supongo que cualquier proyecto de esta envergadura debería estar avalado por un estudio serio y completo de las consecuencias tanto positivas como negativas. Tener bien calculado a qué se destinarán las instalaciones sería una buena opción para que no cayesen en el olvido y la desolación.
ResponderEliminarVisité la Expo 92 sólo una noche.
Un abrazo Fco.
No te falta razón, pero los estudios se suelen maquillar cuando lo que se quiere alcanzar no es el resultado sino el objetivo.
EliminarBesos
No estuve en la de Sevilla porque no soy muy partidario de este tipo de eventos. Estuve en la de Zaragoza, la tenía a 75 kms., y me me ha servido para reafirmarme en mi condición de excéptico sobre estas ferias. En el caso de Sevilla quizá se cubrieran los gastos y supuso un gran desarrollo de las comunicaciones en Andalucía, pero en la de Zaragoza fue un desastre económico y las estructuras tampoco mejoraron espectacularmente. La de Sevilla la visité años más tarde y sentí pena. Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarPara Sevilla supuso un espaldarazo muy importante de modernización e infraestructuras. No conozco el balance económico, pero te doy sólo un dato para que te hagas una idea de la divulgación tan espectacular que representó para la ciudad: hoy hay en Sevilla más camas hoteleras que hubieron en esa época. Y otra cosa no menor: si no hubiera sido por la Expo, probablemente yo no hubiera venido a trabajar a Sevilla ni tendría dos nietos sevillanos.
EliminarUn abrazo
Que entrada tan acertada y dicho de paso tan
ResponderEliminarbien contada. he visto un comentario tuyo
-perdón por el tuteo- en trazando caminos que
me ha llamado la atención y he decidido hacer
una visita a tu blog, y me he llevado una grata
sorpresa.
Un saludo de un nuevo seguidor.
Gracias, Paco. Has llegado hasta aquí por tu voluntad y espero no decepcionarte. ¡Bienvenido!
EliminarHola Francisco.
ResponderEliminarEstoy fuera como sabes pero he enganchado un ordenador y te dejo un cariñoso abrazo. Estuve en la Expo y me dejó un buen recuerdo.
Un abrazo de Katy
Katy querida, ¿sabes que me tienes sin comer? Que te diviertas. ¿Has estado en mi pueblo?
EliminarBesos
TODO VUELVE A REPETIRSE INEXORABLEMENTE.
ResponderEliminarES UNA LÁSTIMA QUE SE VIVA DE ESA FORMA, SIEMPRE ESPERANDO... MIENTRAS NADIE ESCUCHA.
UN BESITO FRANCISCO.
PD LAMENTO LO DEL DIA DE LA HISPANIDAD, EN ARGENTINA SE VE TODO DIFERENTE. ME HE SORPRENDIDO POR LOS COMENTARIOS. MUCHOS CASI DIRÍA ENOJADOS...
Me consta que en Argentina no se mira con los mismo ojos de otros países hispanos, aunque tu presidenta soltó hace unos días un exabrupto.
EliminarBesos
Hola Paco,contigo no se puede peder ripio, una entrada por día, me ha gustado mucho la anterior a ésta, realmente la Pilarica siempre sale en Ojén en procesión, la he visto algunas veces y también he echado algunos bailes en la plaza de Ojén en la Feria que se celebra estos días.
ResponderEliminarLa Expo de Sevilla no la vi, la he visto después, realmente es una pena, el recinto está totalmente sin vida, como dices en tu entrada, pero me gustó mucho, es muy grande y durante la celebración de la Expo tuvo que estar muy bien.
Me dices en tu comentario que en el propio concepto del amor está la muerte como modo de dar la vida al amor que le motiva, que es entrega total y dar la vida por el ser amado, veo muy acertado tu comentario.
Besos, hasta pronto querido amigo
Si has entendido que el recinto no tiene ahora vida no me he explicado bien. Como he dicho en otro comentario, se ha reutilizado, con el tiempo, el 90% de los pabellones con usos muy diversos, la mayor parte empresariales e institucionales. Lo que sí es cierto es que ahora no hay el bullicio de aquel momento donde todo era festivo.
EliminarUn abrazo a los dos.
Un sesudo recordatorio de eventos que casi siempre dejan deudas, bien porque las expectativas no se cumplen o porque no se saben conservar los negocios.
ResponderEliminarTe mando un beso.
Más que sesudo ha querido ser vivencial. He querido transmitir dos sensaciones: el vacío de encontrar el hotel vacío la mañana del día 13 de octubre del 92, y la manipulación que hacen los políticos de los tiempos, según les conviene.
EliminarBesos
Viví la Expo en plena juventud. Sin entrar en balances y números, aún hoy pienso en ella y tengo nostalgia, mucha nostalgia. Era como tener una feria de abril permanente. Días de jolgorio, diversión, emoción...Y efectivamente llegó el 13 de octubre. Fue como el final de unas largas vacaciones de verano y la vuelta a casa; dejando atrás nuevos amigos y amores de verano...
ResponderEliminarLa sensación de que fue una época, una vivencia y momento espectacular que, creo que para mi, no volverá a repetirse.
Aparte del dinero perdido y malgastado, jamás me arrepentiré de mi querida Expo'92.
Saludos Cordiales