Fotografía de Antonio Jesús Rueda |
El día está cansado,
demacrado;
su pulso tibio ya languidece
y se recoge bajo sus propias
sombras
mientras se dilata hacia el
oeste
con sus ojeras azuladas,
esas que se mimetizan en el
horizonte
hasta desaparecer
sedientas de luz.
Es el tránsito de cada día,
aunque no hay dos idénticos
sino todos ellos similares.
Como tú, como yo, como el
pescador;
cada uno con su identidad,
como los brochazos del
pintor
que tinta grandes decorados.
Así se abre el paréntesis
hasta la nueva aurora,
un “to be continue”
con las peculiares
pinceladas
del nuevo alumbramiento.
Que llegue, que llegue la
alborada,
y que mis ojos encuentren la
luz de los tuyos
o la lámpara de tu boca
donde ahogar la sed
que desde ya me atormenta.
La luz de la mañana siempre nos trae una promesa de optimismo y cosas buenas.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Es verdad, Cayetano, viene a ser como una renovación.
EliminarUn abrazo.
Que llegue la luz del día... Me ha encantado lo del *to be continue pues si cada día trae además de la alborada su propio afán 😘
ResponderEliminarY es bien cierto, Katy, cada nuevo día trae un plan que hay que tratar de cumplir.
EliminarUn abrazo
Buenos días Francisco. No bello de un nuevo día es el amanecer y su luz que se va prolongando con los minutos hasta que llega el sol. La iamgen preciosa al igual que los versos del poema.
ResponderEliminarAbrazos
Tanto el amanecer como el ocaso tienen su punto de belleza: uno de renovación y el otro de nostalgia.
EliminarUn abrazo, Isa.
Belleza de poema Francisco, y la esperanza siempre en cada amanecer, me ha encantado leerte
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen
Muchísimas gracias, Carmen. Yo encantado de verte por aquí.
EliminarUn abrazo.
Cada amanecer llega con una nueva esperanza y aunque sea parecido al aterior no dejará de ser nueva dicha esperanza.Saludos
ResponderEliminarAsí es, Charo, cada día con sus matices.
EliminarUn abrazo.
Como las series de antes, que siempre terminaban con un continuara...
ResponderEliminarPero temo que como me paso en los 80, jamás llego a aquel capítulo y quedara en la duda que paso después... o solo un final desconocido.
Ejemplos tengo miles.
Saludos
El futuro es siempre una sospecha, una predicción que falla com frecuencia, una incógnita.
EliminarUn abrazo.
Son preciosas las primeras luces del amanecer, para verlas, es preciso madrugar y esperar que la magia se produzca.
ResponderEliminarBesos
Tenemos un mismo gusto por esas primeras luces del día, Antonia.
EliminarUn beso.
Francisco, la fotografía es una preciosura...Ahí nos miramos todos al atardecer, en sus ojeras azuladas y su languidez. Bella personificación...Y en ese paréntesis, que abres, dormimos, soñando con la nueva aurora, que tendrá "ojos de luz" y boca de cantos y trinos...
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu constante creatividad.
Muchísimas gracias por tu afectuoso comentario, María Jesús.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que preciosa poesía para esa mar que tanto añoro.
ResponderEliminarConfiesa, Tracy, lo que verdaderamente te gusta es la mar.
EliminarUn abrazo.
Encuentro un enfoque espiritual. Desear encontrar la luz y el aliento de Dios y saciar la sed de salir del obscuro paréntesis, que parece, continuará y por eso elige la frase en inglés, para que parezca más curiosa que alarmante ¿podría ser por allí la intención del poeta?
ResponderEliminarAbrazos.
Tienes muy rica y fina intuición, querida Sara.
EliminarUn fuerte abrazo.
Es hermoso el amanecer, como este poema que hoy compartes. Saludos amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra, por tus palabras.
EliminarUn abrazo.