De la guerra quedó un
proyectil
intacto en la puerta del
cementerio
y un pánico generacional
subcutáneo
que se comunicaba en el
silencio,
allí donde habitaba la
subconsciencia
y la rotunda escasez de
medios.
A lo lejos, el mismo mar que
baña
las leyendas y las Américas,
un paisaje similar al de un
calendario
colgado en la pared.
En lo inmediato, los juegos
eran prácticas a veces violentas
y siempre voceadas
bajo la tutela del más
espigado y enérgico,
ejerciendo su avasallamiento:
la tiranía seguía siendo
moneda de cambio
y la escuela una ventana
abierta al mañana
como único resquicio a la
esperanza.
Es que es así, la educación es el futuro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin educación no hay futuro, Emilio.
EliminarUn abrazo.
El matón de clase siempre existió. Y el recuerdo de los tiempos de escuela varía según nos fue la película de nuestra vida en una España de pensamiento único.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Pero no es posible amordazar a un pueblo para siempre, Cayetano, aunque algunos todavía no lo han aprendido.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Un poema que lo cuenta con versos pero que fue la pura realidad. La guerra deja muda a la población, mientras que las escuelas son la esperanza de un futuro mejor.
ResponderEliminarMuy bueno el poema.
Abrazos
Así es Isa, y así se conoce desde muy antiguo; pero a lo largo de la historia hemos tenido ejemplos de un retroceso buscado.
EliminarUn abrazo.
Esos pupitres me traen recuerdos de mi mi último colegio y donde más años estuve, era uno privado de monjas y la verdad que había algunas que daban mucho respeto y algunos bofetones y claro si te quejabas en casa era peor porque las monjas siempre tenían razón y te caía doble reprimenda....a pesar de todo tengo recuerdos muy gratos de esa época.Saludos
ResponderEliminarLo importante ese ese balance final que deja cierto dulzor en los recuerdos.
EliminarUn abrazo, Charo.
Recuerdos de una niñez. Tenía la parte positiva y era que se podía jugar tranquilamente y no había peligro alguno a nuestro alrededor. También los padres eran mucho más autoritario que los de ahora, cuestión que hago extensiva al profesorado de la época.
ResponderEliminarCreo que los extremos no son buenos y tan malo es el exceso de autoridad, como la permisibilidad que hay ahora.
Besos
Estoy de acuerdo con tu observación, Antonia, pero también nuestros padres venía de un tiempo mucho más violento como fue la guerra y les tocó pasarlas canuta.
EliminarBesos.
Los tiempos han cambiado y ahora la ventana abierta la tenemos cada cual en nuestra casa, a pesar de ello la escuela sigue desempeñando un papel importante.
ResponderEliminarBeso
Me apena que muchos no le den el valor que realmente tiene la escuela en la formación de los pequeños y les sometan a tantos cambios de planes de estudio.
EliminarBesos.
Recuerdos de otros tiempos. Lindo poema amiga. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra. Es verdad que ha pasado mucho tiempo, pero uno no olvida su infancia.
EliminarUn abrazo.