Una ciudad siempre nos ofrece una
gama de perspectivas sobre la que observarla, vivirla y degustarla; casi tantos
puntos de vista como husos tiene la rosa de los vientos. No puedo evitar
contemplar el Marbella de hoy con la mirada antigua de aquel niño de diez años
que llegó para examinarse de ingreso y quedó extasiado por la inmensidad del
mar y otros muchos encantos, todos ellos vinculados a la salida de las faldas
de mamá para a tan temprana edad vivir en semi libertad vigilada.
Al fondo, la ciudad; en primer término el hotel Don Pepe en fase de construcción. |
Para muchos medios de
comunicación, la Marbella actual tiene todo que ver con la época como alcalde
de Jesús Gil y el pelotazo’s time,
pero eso es sólo una falacia de quienes se encontraron con Marbella cuando era
lo que ya es hoy día y no vieron nunca su crecimiento paulatino y moderado de
la mano de media docena de nombres que han escrito la historia de esta ciudad
con letras de oro con tesón imaginativo, fuertes inversiones privadas y grandes
dotes emprendedoras. Seguramente sea ese fogonazo de papel cuché el que atrae a
la ciudad a tanto empresario advenedizo que viene a hacer el agosto y sale
escaldado debiendo alquileres y nóminas, amén de un reguero de proveedores que
nunca más darán con él. Me decía al respecto el sabio hostelero Ramón
Ballesteros, que en paz descanse: “Fracasan, porque vienen con los conceptos de
la gran ciudad, de las tarjetas de empresa, pero encuentran una clientela que
tiene que meterse la mano al bolsillo propio”.
La ciudad de mi niñez es aquella
de las jábegas varadas en la playa a la espera del atardecer para la nueva
salida a la faena, la del saladero de Lima y la Fontanilla y el Vivero como
límite urbano. Más allá, todo lo que en su día se convertiría en la milla de
oro eran campos de cultivo que mediaban entre los extrarradios de la ciudad y
el río Guadalpín, a cuyo pie había una pequeña ermita. En ese espacio rústico,
hoy ricamente urbano, se han levantado un sinfín de edificios recubiertos de
mármol blanco, cuyos interiores sólo imagino al contemplarlos externamente,
sellados con verjas macizas, setos protectores y videocámaras. En medio de ese
espacio, un crecimiento mesurado hasta los ochenta en el que un sordo
pistoletazo de salida abrió la veda de la especulación pura y dura, esa misma
que facilitó el enriquecimiento de algunos y la codicia de quienes manejaban lo
público.
El año pasado ha aparecido un
nuevo gurú de las finanzas que ha presentado una transformación del puerto
pesquero en un superpuerto para el atraque de cruceros y embarcaciones de
recreo, manteniendo las dársenas de la actividad pesquera, y, en consecuencia,
un engrandecimiento para fortalecer sector turístico y por ende a toda la
ciudad. Pero el personaje es el mismo que preside el equipo de fútbol de
Málaga y adeuda a sus jugadores parte de
los salarios de la temporada pasada. Es cierto que son los venidos de fuera
quienes han construido el hoy de Marbella, pero también que mucho advenedizo le
han hecho a la ciudad, de cuando en cuando, dar algún que otro paso atrás.
Marbella es como tantas pequeñas ciudades que el turismo y los negocios han cambiado en algunas cosas para bien y en otras para mal, así es también en Tenerife en algunos de sus pequeños pueblos que antes eran encantadores y ahora son gemelos de otros muchos, el progreso amigo Francisco, solo que ahora el turismo escasea y estas pequeñas ciudades no se sabe como van a sobrevivir
ResponderEliminarBsss
Hola Francisco...tu escrito nostálgico refleja la triste realidad...y como decía el Maestro: "El dinero es la raíz de todos los males"
ResponderEliminarEs triste ver como en aras de incrementar el turismo rentable, se destruye la belleza natural.
Recibe un fuerte abrazo.
Hola Francisco, tu encanto por Marbella será por la cantidad de recuerdos que te trae tanto de tu infancia como de tu juventud; la Marbella que conozco, es un auténtico bodrio urbanístico, todo esto, en gran medida, gracias a un alcalde ya fallecido, aunque tu lo cuestiones, y por la escuela que este creó. Otro de los males de esta ciudad es la mafia, grandes capos tanto rusos como italianos dirigen sus operaciones entre los fastuosos chalet que existen por toda la comarca, muchos de ellos actuando impunemente dado el terreno de difícil acceso.
ResponderEliminarComo antiguo enamorado de la ciudad de Malaga y con conocimiento de su entorno, creo que se perdió una oportunidad para hacer de un paisaje preciosos algo mejor que lo que ahí tenemos.
Un abrazo.
Todas las ciudades han cambiado, en unas cosas mejoras pero en otras pierden encanto. Yo soy también una nostálgica de lugares emblemáticos: edificios, comercios, bares, plazas, árboles...Y me llena de coraje cada vez que desaparece algo que era hermoso, entrañable...Cuando desaparecen cosas y espacios que acompañaron nuestros más bellos recuerdos, algo se muere dentro... Pero es grato también descubrir que aun queda algo en pie. No cabe otra que aprender a disfrutar de lo nuevo, de lo que van a ser recuerdos mañana.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
En la calle de mi niñez solo quedan recuerdos incrustados en el aire límpido de las tardes de verano. Nada, ni trazas de aromas y colores con los que crecí.
ResponderEliminarYa la sustituyeron enteramente por otras casas y aceras. La bendita Modernidad satisfizo a los renovadores: 'Este no es mi Juan, que me lo han cambiau. Antes tenía pelo y ahora es pelau'
Zaragoza, 'Inmortal', reza el lema, ya cesó con sol poniente...
Un abrazo, Francisco
Conocí Marbella siendo una adolescente, y tuve la picardía de no quedarme con el lujo, la modernidad y el Hotel D.Pepe. Supe verla más adentro, me perdí por las calles del pueblo y me enamoró.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Mis primeros pasos en España transcurrieron por estos lares buscando mis recuerdos junto al mar. Siempre me han decepcionado las construcciones playeras. Y esas moles de hoteles más.
ResponderEliminarTe dejo un gran abrazo
El desarrollismo salvaje ha modificado paisajes y ecosistemas. Ya sólo que da la nostalgia de aquellas estampas de sereno bucolismo. ¡Ay de los pueblos elegidos por los magnates!
ResponderEliminarUn saludo
Hola Paco!!! parece mentira cuando echamos la vista atrás... cómo han cambiado las ciudades... lo poco o mucho que queda de ellas. La última vez que estuve en Marbella, pasé por la freiduría de Juanito el pescador... qué buenos ratos pasamos allí, qué rico todo lo que nos servían y qué encanto de persona. Cuando la ví me quedé triste porque estaba cerrada y al asomarme por la ventana se veía todo destartalado y sucio... en fin!!! Besitos cariñosos primo!!!
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