Dicen que en los sueños es donde
se materializan los deseos sin que las dificultades de espacio y tiempo pongan
cortapisa alguna a la realidad que creemos vivir. Es en los sueños donde se
salvan todos los imponderables, donde la ubicuidad tiene el campo abonado,
donde los inconvenientes se soslayan como se desvanecen las nubes por el empuje
del viento o la bruma con el sol de media mañana. Hacía calor, el ventilador producía
demasiado ruido como para poder conciliar el sueño y finalmente me dormí
empapado en sudor.
Tiraba con fuerzas del cabo; los
pies descalzos y los pantalones arremangados hasta las rodillas. La playa
estaba desierta y halaba en dirección al agua, mientras la barca se deslizaba
con pesadez por entre los varales untados de cebo. Cuando la popa sobrepasó los
primeros rompientes, salté por estribor a bordo al tiempo que Manuel accionaba el
arranque manual de su Mercury de 2,5 cv. El rugido acabó con el silencio del
amanecer y el olor a gasolina quemada disfrazó de artificio la marisma yodada y
plácida. Las olas se apresuraron a borrar nuestras huellas y pusimos rumbo hacia
Ancón, como a unas dos millas y media de la costa. Según nos distanciábamos del
litoral, se iban empequeñeciendo los edificios y desaparecían las pequeñas construcciones. El
campanario de la iglesia de la Encarnación se hizo más relevante desde el agua
y comenzamos a sacar los aparejos. El cubo de cebo desprendía un olor fétido,
pero según Manuel estaba en su punto optimo para el calamar. Usaba como guía la
visual de los edificios que le servían de referente; tras parar el motor, me
pidió que echara el ancla por babor y ésta se precipitó vertiginosamente
buscando los fondos marinos. Calamos entre quince y veinte brazas las poteras y
comenzó la espera. No es fácil detectar el tiro del sedal en la mano a tanta
profundidad; la marea desdibuja el tacto y el peso se hace figurativo hasta que
halando te llevas la sorpresa. Tal vez un par de horas al pairo cuando Manuel
dio por acabada la jornada: “Ya tenemos bastante para llevar a casa y repartir
entre el vecindario”. Habíamos llenado un cubo de hermosos calamares, tras
haber devuelto a la mar a los pequeños. El faro de la Fontanilla ya centelleaba
entre dos luces cuando pusimos rumbo a tierra.
Estaba sudando. Tenía la garganta
seca como de haber respirado con la boca abierta; tal vez había estado
roncando. La almohada estaba empapada en sudor. La ventana abierta, la cortina ondeaba
movida por la brisa, al tiempo que un efluvio a fritura de pescado subía por el
patio desde el bar de la esquina. Entonces pensé en Marbella, en lo bien que se
debe estar allí en estas fechas tomando una cerveza en un chiringuito… seguí imaginando el resto de la tarde.
Buen sueño de siesta Paco. Seguro el paseo en barca fue estupendo pescando esos calamares para compartir con los vecinos. Veo que eres generoso hasta en los sueños, porque repartes el alimento que el mar te regala.
ResponderEliminarBonita historia.
Que disfrutes de un fin de semana bonito con tu familia y amig@s.
Saludos y un abrazo grande
Ahhhhhhhh, pedón, bonita pintura marina.
ResponderEliminarMás saludos y otro abrazo grandeeeeeeee
Yo también me la imagino,tan bonita con sus calles floreadas,empinadas y vigorosas, sus playas y chiringuitos.
ResponderEliminarAyssss,que ganas me dan de coger las maletas y el coche hasta pasar por debajo de ese nombre empedrado que da la bienvenida al viajero.
Por cierto...fue sueño o realidad,por la fritura lo digo.
¿Fue antes del sueño o después?
Un beso.
Hermoso sueño y mejor despertar.
ResponderEliminarEstoy contigo, y no sé si habrá un lugar mejor para tomarse un pescíto frito con una cerveza que Marbella.
Un abrazo Francisco.
Venga primo!!!!!!! que Marbella cerquita está!!! Ya verás como el sueño se transforma en realidad!!! Besos cariñosos Paco!!!
ResponderEliminarA VECES LOS SUEÑOS NOS SORPRENDEN, NOS QUEDAMOS PENSANDO SI FUE VERDAD O NO. MARBELLA DEBE SER UN LUGAR UNICO, MAS EN ESTA ÉPOCA.
ResponderEliminarUN BESO GRANDE FRANCISCO.
Que buenos son esos sueños, vivimos en ellos todo lo que ha quedado dentro de nosotros sin hacer, tu disfrutas pescando y lo has hecho en sueños, es un sueño fácil, manos a la obra y a pescar
ResponderEliminarfeliz fin de semana
JAJAJA nunca mejor dicho que la vida es sueño!.Y gracias a ellos una aveces se ve más alta y más lista.Y sobre todo aparco a la primera que esto es una cruz en mí día a día.
ResponderEliminarUn saludo Francisco.