A Féliz A. Quijada Balbuena
A la puerta del templo,
un pobre pide pan;
yo pido una Palabra
y disimulo sin verle
para que no me distraiga;
desde la sede, con voz profunda,
proclama el ministro:
“pobres tendréis
siempre,
dadle vosotros de
comer”.
A la puerta del templo,
un indigente pide unas monedas;
yo pido la misericordia de Dios
para que alivie mis sufrimientos
y hago como que nada va conmigo;
en el silencio de la oración,
Dios me responde:
“amaos los unos a los
otros
como yo os he amado”.
A las puertas del templo,
yo busco una respuesta
y Él me habla del otro
y se olvida de mí;
no comprendo nada
y me siento perdido
a las puertas del templo.
Hola Francisco, bellas y reflexivas letras las de este poema. Me pierdo en ellas en busca de respuesta.......Un placer leerte amigo, cuidate.
ResponderEliminarEn la mayoría de las ocasiones buscamos donde no hay que buscar y no vemos lo que está aparente. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarYa no quedan refugios, monsieur. No hay respuestas. Las ilusiones se van muriendo, y con ellas las esperanzas.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana
Bisous
Cada uno con su tema.... La respuesta esta en las palabras de Jesús : Amaros los unos a los otros...
ResponderEliminarEl amor es la base de tus reflexivas palabras escritas.
Hermoso y espiritual poema.
Un abrazo de MA.
Dolor propio y ajeno, no es posible ignorar al otro aún en nuestra necesidad que aunque parezca mayor, solo es diferente. Duele, pero es real. Abrazo
ResponderEliminarTan preocupados estamos por nuestro propio ombligo que a veces olvidamos que lo más simple para encontrar respuestas es mirar alrededor y dedicar parte de nuestras cosas, tiempo o esperanzas al resto que nos rodean.
ResponderEliminarBuena reflexión y buena forma de contarla.
Un beso.
Francisco:
ResponderEliminarHas escrito un poema que nos muestra las contradcciones del ser humano, ese inmenso individualismo que hace que uno piense solo en si mismo e ignore a otros que, quizá, necesiten más de uno. En el fondo, me parece, que el poeta toca la conciencia de cada individuo para que despierte y abandone esos campos minados de egoísmo.
Felicitaciones Poeta!
Saludos desde Suecia.
Hola Paco. Creo que ya nos da igual que haya personas en las iglesias, en las plazas, en el metro, apostados en las puertas de las tiendas, en la calle,... Creo que cuando hay tanta necesidad intentamos no verla para que no nos afecte. Tal vez pensemos que en cualquier momento seremos uno de ellos.
ResponderEliminarCreo que los ojos no ven, se hicieron ciegos según para que cosas, la desesperanza se está adueñando del ser humano. Creo que al final nos acostumbramos a vivir con pobreza y miramos para otro lado.
Saludos y un abrazo grandeeee