Déjame que te hable de ayer;
a veces intuyo, pero no sé
vislumbrar el color del mañana;
déjame que te hable de ayer.
Amaneció remolón,
como desperezándose y sin ganas;
el sol jugaba al escondite
con las traviesas nubes
y prolongó el alba hasta el ángelus
y más, todavía más allá.
Ayer seguía dormido
cuando deambulaba
de un lugar a otro sin acierto,
como si el sextante se hubiera vuelto
loco de remate
y girara sobre sí como una peonza;
cierto que el sol hizo algún guiño,
pero se desvaneció de nuevo
bostezando
incluso después de la sobremesa.
Ayer, algo se agitaba fuera de mi control
y me mantuvo suspendido
como del hilo de una cometa
incapaz de acometer
el programa propuesto de risas y encuentros.
Ayer, antes de caer la tarde,
precedida de una atronadora música
de augurios inequívocos,
descargó la tormenta
y se desabrocharon las ligaduras
que me tenían constreñido.
Ayer,
déjame que te hable de ayer...
Hola, Francisco:
ResponderEliminarParecía no ser un buen día, pero finalmente terminó muy bien... eso me parece.
Un abrazo.
Ayer,siempre lleno de recuerdos.Fantástica composición amigo Francisco,gracias por regalarnos estas palabras en tiempos tan duros para el país.Alegras cada día a mucha gente.Un saludo!!
ResponderEliminarhttp://laranacotilla.blogspot.com.es/
BUENOS DÍAS!!!!!! Me encanta este juego de palabras...
ResponderEliminar"el sol jugaba al escondite
con las traviesas nubes
y prolongó el alba hasta el ángelus"
Besos cariñosos primo!!!!
hablame de ayer Francisco. Estaré encantado de oir a alguien tan amable.
ResponderEliminar