Treinta y nueve muertos en las carreteras españolas en los días de Semana Santa. Decían mis mayores que donde está el cuerpo está el peligro, pero no hay duda de que en las carreteras el riesgo que se corre es elevadísimo. Ni las campañas de la Dirección General de Tráfico, ni la carestía de la gasolina, ni los recortes en los límites de velocidad han conseguido salvar esas vidas y las muchas otras que han quedado mutiladas para siempre o llevadas a un extremo casi vegetativo.
Unos han optado por escapar estos días de la ciudad y buscar la artificiosa naturaleza de los alojamientos rurales, otros a las playas, bastantes han viajado a las ciudades donde la Pasión toma un protagonismo singular, y el resto por quedarnos plácidamente donde estamos viviendo de cara la Semana Santa o de espaldas a ella, en función de gustos y credos. Por mi parte, soy de los últimos: me quedé en Sevilla y he vivido el enclaustramiento al que nos ha sometido la lluvia incesante y tan pertinaz como suele serlo la sequía.
Se presentaba una semana extraordinaria para el sector de la hostelería, pero la lluvia se ha ocupado de hacer algunas anulaciones, ha desanimado a los viajeros que improvisan a última hora y ha dejado en sus viviendas o en sus alojamientos a quienes no tenemos branquias, con el consecuente bajón en bares y restaurantes. Y eso que, según My Fair Lady, la lluvia en Sevilla es una maravilla.
Mi blog no se ha tomado descanso, pero sí se ha vestido la saya de penitente y como un tonto de capirote, al son del tambor, ha desgranado día a día lo que tendría que haber sido y no fue por mor de la lluvia. Por tanto yo sí he cumplido mis objetivos: he mostrado al mundo lo que se mueve en mi ciudad en esta semana con las imágenes, casi todas ellas barrocas, de los mejores escultores de todos los tiempos, los orfebres, los bordadores, los himnos más inspirados, los costaleros más sufridos y los penitentes más anónimos. Observo por las estadísticas que no ha mermado el flujo de visitantes a mi blog durante estos días, y espero haber sembrado en algunos la curiosidad por conocer lo que con tanto empeño he querido mostrar.
Para acabar, una recomendación: si acaso decide venir a Sevilla la próxima Semana Mayor o dentro de una semana a su famosa Feria de Abril -este año tan retrasada-; de hacerlo en coche, sea prudente: la vida puede perderse en un segundo y para siempre.
En Granada es tradición que se tienen que mojar las tribunas de Samana Santa y los toldos del Corpus, pero este año ya ha sido excesivo. Lo que se dice un abuso del cielo.
ResponderEliminarDesde luego que cada día da más miedo salir en coche. Yo he descansado de blog, pero he estado en casa y en la Comunidad eso si pasad por agua. He dedicado la semana a la familia.
ResponderEliminarPero que duda cabe que no nos podemos encerrar en una burbuja, porque la vida es riego allá en donde estés. Eso si prudencia siempre.
Un beso
Yo creo que tenía razón My Fair Lady: la lluvia, o el sol, siempre son una maravilla en Sevilla, y la ciudad ofrece suficientes alicientes llueva o no. Al menos, gracias a usted, el mundo ha podido asistir a las procesiones virtuales.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
Quién lo iba a decir con las calores que tuvimos los días anteriores.
ResponderEliminarEn mi pueblo se suspendió la procesión del Viernes Santo.
Y para rematar la semana, de vuelta para Córdoba, nos multó la Guardia Civil, debíamos ir a 60 pero íbamos a 80.
Un abrazo.
Pues si que nos has dejado una maravillosa muestra de lo que es la semana santa en Sevilla. Gracias por tan brillante ilustración. Con respecto a los accidentes, es una verdadera lástima que por el afan de disfrute se termine en la tumba. Los excesos en todos los sentidos son malos.
ResponderEliminarTe dejo un fortísimo abrazo Francisco.
Es una pena, si, que cada celebración tenga contrapartida de duelo y accidentes. Somos demasiados y al movernos a la vez hacia las mismas direcciones, inevitablemente, se produce el caos. Sigamos la rutina hasta las próximas fechas. Besos
ResponderEliminarGran cronista y embajador bloguero de la inefable Isbilya.
ResponderEliminarUn saludo.
Francisco, usted ya es un IMPRESCINDIBLE. En Sevilla y fuera de ella!
ResponderEliminarAmén!
Un abrazo orillero!
;)
Francisco una foto muy guapa, un saludo desde Almería.
ResponderEliminares que no sirve que la nafta esté muy cara, o que los límites de velocidad sean mas estrictos, o que las multas por exceso sean más caras...es decir sirven pero hasta un límite. Si a todo eso no le ponemos la voluntad de cumplir las leyes y tomar precauciones, siempre será poco
ResponderEliminarbeos
Y nos lo has enseñado muy bien, que conste. Si dices que la afleuncia de visitantes ha sido la misma, me temo que en el caso que sean españoles mucho me temo que no hayan salido de vacaciones por la climatología o la falta de billetes verdes con los que poder hacerlo. En mi caso ninguna razón vale porque me voy la semana que viene a hacer mis vacaciones especiales que, por cierto, pasaré en tierras granadinas. Y me iré en tren, porque de los coches no quiero ni hablar.
ResponderEliminarSaludos
Hacemos cosas tan habituales como coger el coche sin la conciencia de las consecuencias que puede tener un despiste o una imprudencia.
ResponderEliminarAfortunadamente para los que te visitamos, la lluvia no ha estorbado tu recorrido semana-santero. Enseñadas por personas que las aprecian, las celebraciones son más atractivas y apetece más conocerlas.
Saludos, compañero.
Francisco, la verdad que estos días han sido terribles acá, aunque llovió mucha gente salio de paseo y hubieron muchisimos accidentes, pero cada quien se lo toma distinto, son días de reflexión, descanso, sentirse en paz. Muy linda foto amigo, lo felicito...te dejo un abrazo grandote
ResponderEliminarLos despistes, las imprudencias, el sueño, el ir con sustancias que aturden son armas que hacen al coche un vehículo que lleva a otro lugar para no volver durante mucho tiempo.
ResponderEliminarTodo depende del que conduce, del que se cruza, de nuestra intuición, nuestro saber hacer o reaccionar y de la responsabilidad de cada uno.
Los que nos hemos quedado en casa o alrededores también hemos estado bien, tranquilos, relajados y disfrutando de lo que hay, solo hay que saberlo hacer. Aunque llueva.
Un abrazo.