He puesto una guirnalda de aire
entre tu cuerpo y el mío;
aire donde moraba el desencuentro
y ahora me electriza volver a encontrarte.
He puesto una guirnalda de tierra
entre tu torso y el mío;
tierra desértica que me abrasa
al no poder vislumbrarte.
He puesto una guirnalda de agua
entre tus labios y los míos;
agua donde habitaba el desaliento
y ahora lubrica tu pulpa carnosa.
He puesto una guirnalda de fuego
entre tus brazos y los míos;
fuego sagrado en el holocausto
en el que me sacrifico hasta extinguirme.
Siempre es un placer leer tus poemas.
ResponderEliminarSi éste tiene destinataria debe sentirse muy orgullosa.
Un beso.
Precioso poema como todos los tuyos. Pero mejor no poner ningún impedimento, aunque sean hermosas guirnaldas, entre nosotros y la persona amada.
ResponderEliminarSigue deleitándonos durante mucho tiempo con tus escritos.
Un fuerte abrazo.
Los cuatro elementos de los antiguos griegos. Para que no falte de nada. Una poesía muy filosófica, además de amorosa.
ResponderEliminarUn saludo.
Con guirnaldas así haría falta llenar todos los universos, y la vida sería de color de rosa púrpura como los corazones que muestras.
ResponderEliminarSigue llenando el mundo de guirnaladas de colores...
Un abrazo y feliz finde
Esas guirnaldas de amor son los motivos que dan sentido a la vida y fuerzas para continuar.
ResponderEliminarUn saludo al poeta.
Has acertado de pleno con esa guirnalda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Guirnaldas entre los brazos, en los besos... qué lindo poema y qué dulce.
ResponderEliminarBesos
Realmente preciosa poesía tiene que estar bien contenta la persona a la que va dirigida y tú de haber hecho tan bellos versos.
ResponderEliminarUn abrazo y muy feliz día.
Hola, Francisco:
ResponderEliminarHoy me he quedado en este bonito poema, lleno de guirnaldas de aire, de agua, de tierra, de fuego, envueltas en besos, abrazos...
Saludos.