Quise escapar del tiempo,
pero mi corazón es un ánfora
frágil de dimensiones raquíticas
y tu silencio un abanico
cerrado
que no se comunica ni por
gestos,
Siempre es la misma hora.
Nacemos como un astro
apagado,
con su potencialidad de vida
futura
y sus dotes brillantes de
luz propia,
de la que esperamos un
amanecer
diminuto de expansivo
crecimiento.
Siempre es la misma hora.
Detrás del tiempo hay un
tiempo en vilo,
un despertar en el brocal de
tu mirada
que asecha ansiosa que
ilumine el alba,
como temeroso condenado a
muerte
el frío metal de la orden de
ejecución.
Siempre es la misma hora.
El tiempo es compacto y muy maleable
como arcilla que gira sin
fin en el torno
del alfarero y se le hace
esbelto el talle
bajo la presión de sus manos
artesanas,
transfiriendo una ola de
exceso sinuoso.
Siempre es la misma hora.
La memoria del tiempo no se encierra
en una página, tampoco hay
acomodo
en una trinchera de
cuadernos anillados
o se hace espejismo en el
plano acuoso
de algas, plancton y simas u
olas marinas.
Siempre
es la misma hora.
Siempre, siempre, tenazmente
siempre…
Siempre es la misma hora, la
hora canalla,
cuando a la mirada con la
que te desnudo,
respondes con tus ojos
perdidos en el infinito
y preguntas, colmada de aparente
inocencia:
“¿Qué hora es?”
Son las ocho menos diez y ya han pasado 45 minutos desde que me levanté.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Y qué son 45 minutos para un antropólogo que mide el tiempo en millares de años? El tiempo es una medida arbitraria que nos lleva a interpretar el espacio y sólo eso.
EliminarUn abrazo.
No pasa el tiempo, pasamos nosotros por él. Creo que fue Larra quien lo dijo.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Es un hecho incontestable, Cayetano: "Tempus fugit", la sensación de que el tiempo pasa cuando somos nosotros los que nos vamos. También decimos que el sol amanece y se pone cada día y somos nosotros los que estamos en movimiento.
EliminarUn abrazo.
Es una manera de controlar el paso del tiempo en nuestras vidas y tener una referencia completamente práctica para organizarnos la vida. Vivimos pendientes de la hora del reloj, que ejerce una función contraladora.El reloj marca la hora del comienzo de tu jornada laboral así como su finalización. Una cita médica, está supeditada a una determinada hora que no permite demora...tantos y tantos ejemplos de la vida práctica podríamos incluir que sería interminable.
ResponderEliminarBesos
Muchísimas gracias por tu comentario. Es un placer que aparezcas por mi ventana.
EliminarBesos.
El tiempo lo hemos inventado nosotros para amargarnos, como si no tuviéramos poco con lo que nos rodea...
ResponderEliminarJa, ja, ja, ja... No te falta razón, Tracy; en lugar de buscar formas de liberarnos de las ataduras, resulta que buscamos la manera de complicarnos la vida.
EliminarUn fuerte abrazo.
"Siempre", allí quizá el tiempo deja de tener tanta fuerza para los estragos. Dando paso al infinito y nada se acaba de esa forma.
ResponderEliminarUn beso de anís.
La teoría de los científicos es que el tiempo no existe sino que como medida de relación y así hasta el infinito.
EliminarBesos anisados.
Francisco, tu poema nos recuerda que el tiempo(inventado) del reloj no es el mismo, que nuestro tiempo psicológico y emocional...Cada cual tenemos una visión subjetiva del tiempo...Somos nosotros los que ponemos la sonrisa del sol o los nubarrones de la lluvia, que van marcando nuestra actitud ante la vida...Mientras que el universo repite sus ciclos eternamente...Vivimos engañados con el reloj físico, olvidando que tenemos en nuestra mano la hora eterna, que nos acerca poco a poco al cielo.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño, amigo.
Me encanta la reflexión que has hecho en tu comentario, porque por ahí he querido apuntar yo, María Jesús.
EliminarUn abrazo muy cariñoso.