La luz del sol traza
bosquejos
que delinean sombras;
los edificios se recortan
y pronuncian con mayúsculas
la chimenea y el alero;
los álamos tintinean sus
blanquiverde
como pudorosos de mostrarse
y el ciprés esconde su
esbeltez al medio día
como queriendo disimular
varias tallas;
el pino se proyecta
armonioso
y ofrece un tapiz mullido de
púas.
Tú, amada mía, compites con
el sol
e iluminas mis paisajes
recónditos
vistiéndolos de gala en días
de diario.
Lo malo es cuando amanece nublado y tu chica amenaza tormenta. Un buen paraguas es necesario entonces.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Yo temo más a sus tormentas que a las meteorológicas, no sé si me explico. Pero de momento todo va bien.
EliminarUn abrazo.
Todo es armonía, aunque los rayos del sol si es en verano pueden claentar demasiado.
ResponderEliminarBesos
Antes me plantaba al sol durante horas sin problema alguno, pero ahora trato de evitarlo y hasta me molesta. Además por prescripción facultativa tengo que usar protector solar y sombrero.
EliminarBesos.
Pero qué romántico y caballeroso eres, Paco. Hermoso poema.
ResponderEliminarUno es como es y producto de su tiempo, Morena Clara, lo cual no quiere decir que no sea del momento presente, que también. Gracias por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
me gusto tu relato, se sintió crudo al paladar pero al final deja un buen sabor...
ResponderEliminarsaludos!
Celebro, Carlos, que te haya gustado.
EliminarSaludos.
El sol, jornalero de todos los días, te dice que el amor es bello y aún más... cuando viene de tu media naranja. Eres un caballero.
ResponderEliminarSaludos Francisco
Bonita metáfora la que usas para hablar del sol. Gracias por tu testimonio, Ceciely.
EliminarUn abrazo.
Un final apoteósico.
ResponderEliminarLo recibo como un aplauso. De esto saben mucho los dramaturgos, que saben hacer finales rotundos como anticipo de la ovación de todo el aforo. Mil gracias.
EliminarBesos.
La persona amada tiene esa peculiaridad de convertir en gala los momentos.
ResponderEliminarBesos, Paco.
Cuando uno está feliz, Sara, parece que hasta el sol ha dejado de caminar o no tiene importancia el camino que tome. Muchas gracias, Sara.
EliminarBesos de anís.