Hoy dejo a mis lectores el testimonio de una escapada a la fronteriza ciudad de Vila Real de Santo António. En la margen derecha de la desembocadura del Guadiana, hermanada con Ayamonte, quienes se dan el brazo salobre que adereza las mareas, es una ciudad de menos de 20.000 habitantes, recoleta, viviendo de cara a la clientela española que hace furor en sus tiendas, fuera de cuyo recorrido mercantil ofrece una paz y una quietud inconfundibles. A pesar de que ellos ya tienen el 23% de IVA, sigue siendo la comida más asequible que aquí, con raciones muy generosas y deleitosas especialidades en bacalao, atún fresco, variedad de pescados y un café extraordinario. Os invito a un paseo.
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| Plaza del Marqués de Pombal, centro neurálgico de la ciudad. |
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Ayamonte al otro lado del Guadiana
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| Desembocadura del Guadiana |
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| La curiosidad de un casa de baños públicos |
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| Iglesia dedicada al patrón de la ciudad Santo António |
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| Un cartel muy curioso en la entrada de la iglesia que nos invita a la cordialidad y a la misericordia. |
Gracias por el paseo. No conozco esta villa. Tendré que apuntármelo.
ResponderEliminarBss
Hola Francisco, eres todo un reportero gráfico, me han encantado tus fotografías, hechas desde el ángulo más corecto. No conozco el pueblo, pero viendo sus imágenes es bellísimo y tienen ese toque andaluz que tiene la arquitectura de los pueblos de Andalucía y que les hace inconfundibles.
ResponderEliminarMis felicitaciones por tu entrada, y un abrazo.
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ResponderEliminarFrancisco, iría ya mismo a tomarme unas vacaciones en Villa Real de Santo Antonio. Como ya sabes, adoro a España y a sus hermosos pueblos, cada cual son sus encantos particulares.
ResponderEliminarLas fotografías son estupendas, felicitaciones y gracias por compartirlas. De veras que eres un reportero gráfico extraordinario, es un lujo seguirte.
Abrazos!
Portugal es un destino que me encanta. La gente es muy amable y preparan muy bien el bacalao.
ResponderEliminarUn saludo.
Tres veces he andado por Portugal, de las tres guardo bonitos recuerdos, la primera vez fue la comida, magníficos platos (cataplanas) de pescado, sobre todo de bacalao, lo ponen para relamerse, la segunda fue en Lisboa, sus cuestas, tranvías, puente sobre el Tajo así como todos los alrededores, ahí descubrimos que los portugueses conducen como el culo, con perdón ya que estuvimos a punto de matarnos; la última fue Oporto y todo el Norte portugués, donde aparte del clásico vino compramos las consabidas toallas.
ResponderEliminarA pesar de todas la bellezas de Portugal, que nos tengamos "pelusa" como los casi hermanos que somos, a pesar de todo , ayer les ganamos al fútbol y eso también me gusta.
Un abrazo.
Aunque conozco la ciudad, me ha gustado recordarla a través de tus fotos.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Francisco por este reportage. Desge mi sillón he recorrido este precioso pueblo. Siento curiosidad por visitar este lugar.
ResponderEliminarEn el blog de Josefa una nueva entrada espera tu comentario.
Besos.
Qué bella localidad, qué blanca y limpia se ve en las fotos.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
¡Uf! ¿Bacalao y café en Portugal? No se puede pedir más. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarPortugal es un país que le tenemos ahí al lado, pero que no suele ser el destino de nuestras escapadas. Parece que lo obviamos, que vivimos de espaldas a él, cuando lo tenemos tan cerca. En cambio ellos se esfuerzan por entender nuestra lengua, nuestras costumbres. Nos conocen mucho mejor que nosotros a ellos.
ResponderEliminarMe ha gustado el paseo, Francisco, y es que Portugal tienen un aire a Galicia.
Saludos
Paco he pasaedo más de una vez por las calles de Vila Real de San Antonio y me ha gustado recordarlo contigo.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues tiene una pinta estupenda, Francisco. En cuanto me acerque por esas tierras no dejaré de visitarlo.
ResponderEliminarUn besote.
Muy bonitas las imagenes Paco, dan ganas de salir corriendo para el lugar.
ResponderEliminarMuy bueno el texto, muy explicativo.
Hace dos años estuvimos en Oporto y me vine enamorada del lugar. Con ganas de volver y pasear en barco por el Duero y sus siete puentes si no recuerdo mal. No pudimos ver la biblioteca tan famosa que hay en Oporto con esa preciosa escalera de caracol. Tenemos que volver y disfrutar del paisaje, el olor y las gentes muy amables. Visitamos alguna de las muchas bodegas que tiene, y como no, mi compañero compró vino especial.
Hace como treinta años estuvimos el Elvas y nos tragimos toallas de allá. Treinta años menos, que jovencita era y qué poca esperiencia tenía de la vida.
Me ha gustado esta entrada mucho, he recordado lo bien que lo pasamos en Oporto.
Saludos y un abrazo grande
Un recorrido de lindos lugares, que antoja visitar.
ResponderEliminarBesitos de mariposa, Francisco!!!
Lindo Fin de semana!!!
Paco, eres un reportero de primera. Ya te contrataré cuando lo necesite. Has sacado oro...
ResponderEliminarUn abrazo.
Para mí, Vila Real de Santo Antonio es la revolución de los claveles, pues allí fue donde los españoles probamos la libertad que en nuestro país no existía.
ResponderEliminarQuerido Paco: En esa preciosa villa veo reflejada las villas y ciudades del norte del País con su calmada tranquilidad que se respira a través de sus piedras. Es un Portugal mas andaluz y mas gallego el del norte. Un abrazo
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. La zona sur de Portugal, el Algarve, es como una Andalucía que se extiende, geográficamente hablando, pero con su impronta y parsimonia específica. Nada que ver con ese otro Portugal del Duero, como tampoco hay mucha similitud entre nuestro norte y nuestro sur.
ResponderEliminarEn tiempos pasados, era un lugar atractivo de comprar; desde que nos uniformamos con el euro, la cosa ha cambiado; no obstante, en algunas cosas se nota la diferencia, a pesar de que ellos ya "padecen" el 23% de IVA.
Por último, merece la pena también conocer Faro y el Cabo de San Vicente.
Un abrazo a todos.