A Antonio S G
Ahora sé que me he perdido tu caótico decenio y el dolor me acera el
alma con el brío de un dardo.
Ahora sé que la memoria es sólo la foto color sepia de una huella inalterable.
Ahora sé que el amor es incombustible cuando prevalece el respeto
mutuo y abnegado.
Ahora sé que mi miedo se fundamentaba en indelebles raigambres profusas.
Ahora sé que la Aurora ilumina tu tiniebla con firmes destellos hacia tu horizonte.
Ahora sé que esa luminaria remansa
tu aliento y amelaza tu herida.
Ahora sé que
te han fallado las manos amigas a las que confiabas asirte en tu naufragio.
Ahora sé que sólo ha pasado una década sobre nuestros cuerpos dolidos, como diez fardos cansinos.
Ahora sé que el tiempo y el espacio son relativos; pero indeterminados
y agotadores en la desesperanza.
Ahora sé que tienes cicatrices que demandan ternura y que bebes agua
de las fuentes del Darro.
Ahora sé que sigues siendo un niño a la espera de una voz de
terciopelo que te arrope y te acune con nanas
maternas.
Ahora sé que reconoces tus errores y vislumbras la senda en la que reconocerte ante el espejo.
Ahora sé que sabes que el polvo te hace polvo, y que moltura
lentamente hacia la desembocadura.
Ahora sé que tu llaga es pasajera y mi vigilia seguirá siendo eterna.
Ahora sé que conoces cómo un alud de nieve niebla los sentidos, en su albina nebulosa, antes de deglutirte de
por vida.
Ahora sé que las brasas del 68 siguen dando hálito a nuestros
obstinados corazones.
Ahora sé que has perdido cien batallas; pero queda por firmar el
armisticio.
Ahora sé que te sigues tejiendo una capa de armiño con la que
entronizarte.
Ahora sé que perdiste el norte en busca de atajos; pero degustas el
calor de la solana.
Ahora sé que sigues llegando a menos cuarto, desbocado de impaciencia.
Ahora sé que sigo sin poder pedirte explicaciones; aunque me gustaría
que saldaras la deuda contigo mismo.
Ahora sé que te sentiste preso de la ampulosidad libertaria y
reconoces los límites en los que se enmarca el infinito.
Ahora sé que no he dejado de quererte, y que en tu amor deposito mi esperanza.
Ahora sé que no se nada, como Platón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los sabios aprenden despacio, a costa de experiencia, de años y de equivocarse.
ResponderEliminarUn saludo.
Sabes tantas cosas que te envidio, a mí me pasa como a Emilio, sé que sé muy poco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora se que perdiste el rumbo en busca de atajos...gran error amigo mío!!!
ResponderEliminarBssss
Alguien muy especial para ti,ha hecho que bordes versos desde el alma,reconociendo,sabiendo al fin...
ResponderEliminarY repito:
Has bordado las palabras.
Besos.
Y yo ahora se que llevas el camino correcto para avanzar en el camino de la sabiduría. La experiencia que da el caminar por la vida está en tu sangre y compartes lo que sabes y llevas dentro.
ResponderEliminarBss
La vida es la Facultad donde siempre se está aprendiendo. Felicidades y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEl tiempo nos enseña continuamente.
ResponderEliminarun abrazo
Hola Paco, veo que sabes muchas cosas, y que según pasan los días iras aprendiendo otras muchas. Yo aun sé muy poco, tal vez estoy comenzando a saber que la vida es lo más maravilloso que podemos tener.
ResponderEliminarTambién aprendo cada día con tus letras, con tus mensajes y tus vivencias. Graciasssssssssssssss. Preciosos los mensaje de tu sabiduría, y también la foto.
Saludos y un abrazo
Ahora se que eres tan inteligente =) amigo mio te dejo un abrazo cálido, aquí robándome tiempo al fin para visitarte, se te quiere.
ResponderEliminarQué tesoro de palabras has encadenado hoy. Frases ciertas y sentidas.
ResponderEliminarGracias por compartir estas cosas.
Un beso
Ahora sé que estoy leyendo tus cosillas y que me encantan, Francisco.
ResponderEliminarUn saludo y espero que no estés pasando mucha caló
Llega un momento en que la sabiduría se abre paso entre los hierbajos de las dudas.
ResponderEliminarBuen poema.
Un abrazo.
Una página maravillosa que repasa el entorno humano y las vivencias personales, con reflexión consciente, para concluir, como una rúbrica, reconociendo lo que es más valioso entre dos personas: el amor y el cariño que pueden profesarse.
ResponderEliminarAh, y siempre aprendo algo de tu rico lenguaje. No conocía la palabra "moltura", como sinónimo culto de molienda, acción y efecto de moler.La he buscado en el diccionario.
Un cariñoso saludo.
Cuántas cosas se va aprendiendo con el tiempo, las mismas que nos dan equilibrio entre lo espiritual y lo tangible, pero fuera de todo, tener como impulso el amor y la esperanza nos hace ver la vida más placentera.
ResponderEliminarBesitos de mariposa, Francisco!
No suelo dar las explicaciones que motivan un poema, pero tal vez tendría que haberlo hecho en este caso o hacerlo ahora. Mi amigo Antonio se descarrió con ciertos consumos que empezaron siendo estimulantes y vinieron a acabar con él. Lo aquí escrito es el producto del encuentro diez años después de haber tocado fondo. Él arruinó su vida, pero le sigo queriendo a pesar de sí mismo.
ResponderEliminarMiles de gracias querido y admirado poeta por concedernos el privilegio de ser testigos de la suprema belleza y sensibilidad de tus letras dejándonos una buena reflexión con ellas. Muchos besinos de esta amiga admiradora con todo mi cariño.
ResponderEliminarCuanto sabemos y conforme pasa el tiempo, más, ¡cuanto nos deja ver.!
ResponderEliminarY seguiremos viendo...