SANLÚCAR DE BARRAMEDA

No pensaba hacerlo, pero son vuestros comentarios quienes me empujan a hablar de esas cosas inconfesadas que muchos imagináis…  Las copas sí que fueron trasegadas, pero no en las típicas bodegas de Chipiona, sino en Sanlúcar. Soy más de vinos secos que dulces y la manzanilla en Sanlúcar es un lujo que uno no debe dejar pasar. Echamos la mañana paseando por sus calles, su singular mercado y, cómo no, acabamos degustando unas copas de manzanilla con las clásicas tortillitas de camarones y otras fruslerías para el paladar. A la vuelta no tuve que ocuparme de conducir el auto, pero tampoco me hubiera atrevido.

Estábamos en compañía de mis hermanos, no sanguíneos, Tomás y Encarni, quienes ocupaban un apartamento en Costaballena de forma temporal y nos invitaron a pasar unos días con ellos. Esa mañana se había ocultado el sol y el Atlántico no se mostraba apetecible para el baño, así que todo vino rodado, como rodada llegó la noche en la que la selección española se enfrentó y derrotó a la italiana. En esa ocasión fue el cava. Los gritos, la euforia, los nervios…  muchas circunstancias que provocan una sed espantosa, por lo que el descorche se sumaba con sus explosiones burbujeantes al escándalo que teníamos organizado. El pudor me impide entrar en detalles, pero aquí dejo algunos testimonios gráficos del día.

Indumentaria para ver el partido España-Italia.

Después de las copas en Barbiana...  mejor lo dejamos aquí.