Te fuiste, padre, hoy hace
cuarenta años; todavía tuvimos ocasión de celebrar el día de tu santo —tristes, antes las sombras de la muerte— cuando ya sólo te separaban veinticuatro horas
para subir a la barca de Caronte y alejarte de los tuyos para vivir allá en el
infinito. Eras aún muy joven; desde la perspectiva de mis años, eras muy joven
para esa despedida que se inició un año antes con una intervención quirúrgica
en la que firmaron tu partida de defunción sin fecha y que los tuyos lloramos a
solas y tú intuías.
Los padres nos empeñamos en
evitar los sufrimientos a nuestros hijos y el tiempo y la experiencia no dice
que es batalla inútil, que el sufrimiento está condicionado a la vida y viene
con ella en el mismo lote. Tú hiciste todo lo que estaba a tu alcance por mí e
incluso sobrepasaste las lindes para satisfacer tu afán protector, algo que
como herencia genética ahora procuro yo para mis hijos y ellos se empeñarán en
hacer por mis nietos. La vida es una cadena infinita en el que cada uno somos
un mero eslabón, apenas una “ese” en su doble escorzo que ata al pasado con el
futuro.
Te recuerdo constantemente, papá;
no con el ímpetu descarnado de los primeros tiempos, pero nada ni nadie ha
llenado el hueco que dejaste con tu ida esperada y temida. Aquellas cartas
tuyas diarias dejaron una aridez insoportable en mi buzón de la que nunca más
se repuso. Doy por supuesto que te habrás encontrado con mamá y te habrá puesto
al día, aunque de esto hace ya cinco años y ni siquiera ella conoce las últimas
novedades.
¿Te acuerdas cómo te extrañaba
cuando fuiste a la ciudad y no te contestaban los buenos días? Las cosas no han
cambiado mucho, créeme; pero en cambio las nuevas tecnologías, al tiempo que
acabaron con la correspondencia, han establecido unas redes sociales que nos
permiten comunicarnos a diario con personas que en principio nos son
desconocidas. En el fondo, padre, escribo para ellos, pues sé muy bien que tú
no recibirás nunca esta carta o lo que acaso recibas no haría falta que yo lo
escribiese sino que lo pensase para que te llegara en esa todavía para mí
confusa tertulia llamada comunión de los santos.
Ayer, como cada veinticuatro de junio, San
Juan, tu santo; hoy, como hace cuarenta años, la memoria de tu marcha, esa de
la que no quiero olvidarme, la que me hace fuerte para luchar con el día a día, esa
fecha fatídica que no quiero ni puedo borrar de mi memoria. Papá, te quise y te
sigo queriendo por siempre.
Un SAn Juan que duele en tu caso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alicia
Dicen que las personas no mueren del todo mientras viven en los recuerdos de quienes los amaron. Tu padre sigue vivo en tu memoria y en las buenas acciones que realizas y que seguramente te inculco.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo en este dia.
Hola Francisco, hay amores que perduran mas alla de la muerte. El no se a ido, vive en tus recuerdos y en este bello poema en donde el te bendice y sonrie. Cuidate mucho.
ResponderEliminarHola Paco, uffffffffffff, has hecho que mis ojos se llenaran de lágrimas. Una carta preciosaaaaaaa y muy emotiva.
ResponderEliminarEnhorabuena a tu padrey a tu madre que parece que dejaron buena semilla en la tierra. Enhorabuena a ti por ser tan emotivo y acordarte de su día. También por hacer que al leer tu carta, despertemos de un letargo en donde casi siempre cuenta, e interesan más las cosas materiales, cuando las emocionales y sentimientos son las que más nos llenan de riquezas.
Saludos y un abrazo cariñoso
Un bonito recuerdo que te honra.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo estoy segura que tu padre ha leido esta carta mucho antes de que tu la escribieras, y que, como nosotros,se ha emocionado mucho con tus letras, bueno, yo más que emocionarme, he llorado pues por una mala noticia, tengo, desde hace dias, el corazón demasiado sensible.
ResponderEliminarDia de San Juan, noche mágica, este día me trae recuerdos de cuando vivia mi aita y le llevaba cava y la coca que como sabes es el tipico dulce catalan para celebrar con él el dia de San Juan.
Un fuerte y calido abrazo
Los errores de los medicos la tierra los cubre para siempre
ResponderEliminarPalabras que salen del recuerdo pero son escritas con el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uff, me has emocionado hasta decir basta. Tengo tan cercana la marcha de mi padre que hago mías tus palabras y lloro contigo.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Las personas no mueren del todo mientras haya quien las recuerde como tú has hecho en esta carta. Muy emotiva.
ResponderEliminarUn abrazo
No creo que el tiempo transcurra en el adiós definitivo;no en el interior...
ResponderEliminarLa marcha de esos seres tan queridos,padre,madre,hermanos,etc
Es algo que paraliza el reloj interno quedándonos amarrados de por vida a aquellas épocas en las que los teníamos a nuestro lado.
De alguna forma,siempre están aquí con nosotros.
Es preciosa y muy emotiva tu entrada.
Un beso.
Yo he escrito una carta similar 18 veces en 18 años que me faltan los dos, pues juntos se fueron, quizá por no poder estar el uno sin el otro. Pero pienso que mientras los recuerde no se habrán ido del todo.
ResponderEliminarUna fecha agridulce, por el recuerdo de un ser tan querido y también por el recuerdo de la separación. Pero es evidente, por el modo en que le habla a su padre, que para usted sigue presente.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana
Bisous
Gracias or compartir estos recuerdos tan tuyos y tan sentidos. Cuando se deja de ser hijo, todo cambia en nuestra vida. Menos mal que nos quedan las vivencias.
ResponderEliminarBss
Hola Paco. Cuando mi padre murió yo tenía tan sólo cinco o seis años. A esa edad no se tiene conciencia de las cosas. Yo la tuve cuando pasando los años noté su ausencia. Y lloré por su ausencia. En donde quiera que estén seguro que mi padre será amigo del tuyo. Y que conversarán con sus medios celestiales. Seguro que sí.
ResponderEliminarLa muerte no tendria que existir, sobra.
ResponderEliminarQue bonita tu carta, tus sentires pueden ser los míos y tus palabras las mías también pues lo recuerdo y lo echo de menos de la misma manera, el mío hace 43 y pienso como tu, murió joven, yo ya he vivido mucho más que él, que además se fue en un minuto sin decir adios, como él quería, seguramente pensó que de esa manera no hacía sufrir a nadie, así pienso yo también.
ResponderEliminarUn abrazo amigo Francisco
Hola Francisco emotivo post dedicado a tu padre ... un post para el recuerdo de toda una vida ...Tus sentidas y amadas palabras llegarán a su alma ,este donde este su alma se sentirá lleno de tu amor de hijo...
ResponderEliminarNuestros seres queridos nunca mueren siempre viven en nuestro corazón.
Un abrazo de MA y feliz día.
El blog de MA.
PRECIOSO HOMENAJE A TU PAPÁ.
ResponderEliminarYO TENGO EL MIO QUE TIENE CASI NOVENTA AÑOS, TE IMAGINAS... PERO PERDÍ A MI MAMÁ A LOS 75 Y LA EXTRAÑO MUCHO, HACE YA 9 AÑOS PERO SIENTO QUE FUE AYER.
ESAS TRISTEZAS SON IMBORRABLES.
BESOS GRANDES.
Paco, entro tarde pero aquí estoy, no quiero que pase este dia sin visitarte.
ResponderEliminar¡Qué decirte! Me has emocionado y has hecho que me acuerde de mis padres cuya ausencia todavía no he superado.
Un abrazo muy, muy fuerte.
¿Que quieres que te diga? Yo también tengo unos excelentes recuerdos de mi padre. Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarQuerido Paco,
ResponderEliminarNo se ha ido. Seguro que más de una y dos veces lo has sentido muy cerca de ti.
Las cartas siempre vienen bien. Uno se siente mejor tras expresar por escrito los sentimientos, y sacarlos a la luz. Es curioso cómo en ocasiones hasta no verlo plasmado en el papel no se es totalmente consciente de ello. A mi me pasa.
Un abrazo muy fuerte.
A todos, muchísimas gracias por vuestro apoyo. Sé que no soy exclusivo, sino uno más de los hijos que ha visto marchar a sus padres y les sigue echando de menos. Nada especial. Lo especial ha sido la buena acogida que habéis dado a esta carta. Un fuerte abrazo a todos.
ResponderEliminarMucha ternura en tu carta Francisco, estate seguro de que Él recibirá tus sentimientos y tu extrañar.
ResponderEliminarComo se les quiere a los padres y conforme nos vamos haciendo mayores más, porque vemos lo que hicieron, lo que son y han sido, y todo por nosotros los hijos,
un abrazo