La frontera entre la vida y la muerte suele encontrar confluencias dramáticas con demasiada frecuencia, siempre bajo el encuentro salvaje de dos desigualdades. Esta pasada noche, Israel ha atacado a un convoy marítimo, la flotilla de la libertad, que intentaba entregar ayuda humanitaria a la franja de Gaza, saltándose el boicot al que tiene sometido el gobierno israelí a los palestinos. Aunque las noticias son aún oscuras, se habla de al menos 14 víctimas del desigual enfrentamiento. Por otra parte, en España, dos mujeres han sido asesinadas por sus parejas: un suma y sigue de la violencia machista que tantas víctimas se cobra cada año.
No conformes con la fragilidad y la brevedad de la vida, el hombre interviene con resolución, mala saña y violencia contra sus próximos con una periodicidad inusitada. Desde mi poquedad y desde la tristeza de mi corazón, me pongo al lado de las víctimas, aunque sólo sea para llorar en la intimidad.
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