11 mayo 2010

DEL DERROCHE A LA AUSTERIDAD

Cuando vivimos las mieles de la bonanza económica, nos parece que todo en la vida es un camino ascendente, un progreso indefinido que no puede tener vuelta atrás. Nos acostumbramos a vivir la dulzura del estado del bienestar y ello lleva parejo mirar cada día más y en exclusiva para nuestros propios intereses, sin importarnos qué está sucediendo con quienes están fuera de nuestros límites; entonces fortalecemos nuestras fronteras y afilamos los colmillos de nuestros perros de presa poniendo siete candados a nuestras pertenencias: el disfrute de los bienes se han convertido en el motor de nuestras vidas.

Hemos vivido la orgía del derroche y ahora nos toca bailar con la austeridad; un duro trago para todos los que pensábamos que nada tiene fin y que los dispendios del ayer sólo eran bagatelas para lo que nos esperaba en el futuro. ¡Qué esperanzado es el viaje de ida y que triste el de regreso! Se nos olvida con demasiada frecuencia que la vida es un camino, un movimiento continuo con sus subidas y sus bajadas, con sus curvas y sus rectas, con llanos y precipicios; ojalá que aprendamos la lección y que la hiel de la austeridad sirva de lección a nuestros herederos, aunque ya sabemos que nadie aprende sino de sus propios fracasos.

1 comentario:

  1. Pues.... ojalá y aprendamos porque yo creo que si los que nos representan siguen con un febril derroche no se muy bien,donde está el aprendizaje..El ejemplo es fundamental para enseñar o para que aprendamos.Saludos!!!

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