En física, la resiliencia es la capacidad que tienen algunos cuerpos para volver a su forma original después de haber sido comprimido, doblado o estirado. Aplicado a las personas, según Groterberg, la resiliencia es la capacidad para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas. Algo así como aprender de las adversidades para salir fortalecidos de las mismas.
Esa capacidad de reaccionar y recuperarse ante las contrariedades de la vida, implica un conjunto de cualidades que las personas tenemos que fomentan, si verdaderamente queremos aprender de nuestras caídas, derrotas y fracasos; todo un proceso de transformación que hace que el individuo convierta los infortunios en un aprendizaje que le conducirá al éxito.
Las personas podemos y debemos salir fortalecidos de cada una de nuestras dificultades, convirtiendo los fracasos en aprendizaje de nuestra vida futura, para lo cual debemos poner en marcha nuestras capacidades emocionales, cognitivas y sociales. Lo que nos hace resilientes es una buena dosis de autoestima, de optimismo, de fe, de confianza en nosotros mismo, asumir los acontecimientos con responsabilidad y hacerlo manejando la capacidad de elegir y cambiar.
Para todo ello debemos adiestrarnos en ciertas habilidades que son las que transformarán lo que en principio era negativo en positivo: debemos de preguntarnos y darnos respuestas honestas, fortalecer nuestra independencia -sin caer en el aislamiento- para no dejar de ser nosotros mismos, aumentar nuestros lazos de relación, potenciar nuestras iniciativas, aderezar con humor lo trágico para que sea menos lacerante y un poco más divertido, saber crear orden y belleza de nuestra situación de caos y, también muy importante, que los valores morales sean el hilo conductor de todas nuestras capacidades. Buenas dosis de optimismo, permutar la resignación por aceptación y orientar todo lo que nos ocurre hacia las soluciones adecuadas. Nada más, y nada menos.
Hoy, de buena mañana, leyendote, he aprendido una nueva palabra "resiliencia". No la conocía, pues de física sé muy poquito por no decir nada.Pero así como en física esta resiliencia sólo la tienen algunos cuerpos, supongo que con las personas funciona igual, es decir, que sólo algunas personas tienen esta capacidad de renovarse después de haber sido comprimidas, estrujadas y estiradas. conozco a muchas personas así, que pase lo que les pase, nunca aprenden, es decir, no han sido relienciados.
ResponderEliminarEs un placer leerte Francisco y muy instructivo.
Un abrazo dominical
Me enlazo a tu abrazo dominical, querida Nerim, y me ralamo al saber que escriba lo que escriba estás ahí para leerlo y para dejar constancia de ello.
ResponderEliminarLo importante no es saber física o psicología; lo importante es pasar por la vida con avidez para aprender algo cada día, y en eso es lo que yo trato de ejercitarme. Mis escasos conocimientos son producto de mis lecturas y de mi ya larga experiencia de vida.
Para mí es importantísimo saber que estás al otro lado y que tratas de conectar con lo que escribo.
Gracias por ello y un abrazo pentecostal desde tierras cercanas al Rocío.