09 mayo 2010

OBJETIVOS DEL MILENIO

Mientras el primer mundo tiene fiebre por los efectos de la crisis económica y ha tenido que salir al paso de los errores de las entidades financieras con fondos públicos, mientras que el dólar y el euro se enquistan en una sutil batalla de hegemonías, mientras la Unión Europea salva de la bancarrota -a regañadientes- a Grecia para no ser arrastrada en sus estertores agónicos, mientras que en España el Madrid y el Barça sueñan con la derrota del otro para ser campeones de liga, la fiebre del primer mundo se hace epidemia en los países pobres. La ilusión sembrada por Naciones Unidas en el 2000 para sacar a una parte muy considerable de la población mundial de la muerte evitable, duerme hasta 2015 la inquietante espera del fracaso.

Ocho fueron los Objetivos del Milenio, ocho los compromisos que tienen pocas trazas de verse cumplidos en tiempo y forma, mientras millones de criaturas pagan con sus vidas la lacra que les lastra:
• Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
• Lograr la enseñanza primaria universal.
• Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
• Reducir la mortalidad infantil.
• Mejorar la salud materna.
• Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
• Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
• Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

A día de hoy, estos objetivos están más cerca de la frustración que del éxito, pero no hay de qué preocuparse: detrás vendrán otras declaraciones grandilocuentes que marcarán nuevos objetivos y nuevos plazos, más espera y más desesperación para quienes sólo tienen el derecho a morir.

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