No he vivido a la
intemperie,
tampoco habité palacios
de mármol y jaspe, rejas
exclusivas,
frondosos jardines y
servicio doméstico.
Solo dormí al raso
poniendo al frente mi
voluntad
como aventura
y de forma ocasional.
Siempre llegué a fin de mes,
aunque no siempre tuve
lo que me hubiera apetecido.
Un pasar, un conformarme
con lo posible en cada
momento,
y con privaciones que en
otros
se hicieron realidad.
En esa medianía me he movido
y no tengo otras
aspiraciones.
Por eso, tal vez por eso,
suelo mirar con el corazón
más hacia abajo que hacia
arriba.
Soy de los tuyos: siempre llegué a fin de mes, privándome de algún capricho innecesario. Con poco tengo para vivir.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Un día ya lejano me dijo un misionero español que llevaba muchos años en lugares recónditos de este mundo: "lo que para ustedes es lo imprescindible, allí es lujo". Tenemos mesura, pero la suerte de poder elegir sin saltarnos la comida.
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Hola Francisco. Buen poema. Yo también soy así, no tengo grandes lujos, lo justo y necesario. Hasta ahora siempre he llegado a fin de mes y soy persona muy conformista. Cuando sabes que tus antecesores han pasado hambre y han tenido que pedir para poder comer, la vida la tomas con conformidad.
ResponderEliminarAbrazos
Quienes hemos conocido otros tiempo con muchas menos cosas... En ninguna casa del pueblo había agua, pero sí en "Los Chorros" y todos teníamos agua gratia; ahora no todos pueden pagarla y "Los Chorros" siguen manando.
EliminarUn abrazo.
Vivir en la simpleza de los días es un arte. No destacar, apreciar las pequeñas cosas del día a día y dejar pasar los días disfrutando de cada instante. ¡Qué difícil!
ResponderEliminarUn saludo
Quizás parezca arte porque es menos común de lo que debiera serlo, Carmen. Los de mi generación hemos conocido una vida más simple y es suficiente, aunque a nadie le amarga un dulce. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
Cuando miras atrás siempre veras a alguien en peores condiciones que uno, pero alguien me ha dicho que hay que mirar hacia adelante con confianza y yo digo que hay que hacerlo para mejorar esta sociedad que están deshaciendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya lo explicó Calderón: "Dicen de un sabio que un día..." Y lo confirmo, Emilio. El pasado solo vale como enseñanza de quien lo haya querido aprender, pero nos debemos proyectar hacia adelante. Y en la medida de lo posible, poner nuestro granito de arena para hacer una sociedad mejor.
EliminarUn abrazo.
La fábula de los altramuces ya me la contaba mi abuela así es que siempre he estado muy contenta con lo que tenía y lo sigo estando.
ResponderEliminarEsa fábula del Conde Lucanor es muy similar a los besos que ya he comentado de Calderón de la Barca. Nuestras abuelas sabían muchísimo y eran la personificación de la dulzura.
EliminarUn abrazo.
Francisco, ya sabes que los clásicos griegos siempre ponderaron el "término medio", la justa medida. Ahí está el equilibrio y tu nos lo muestras en tu poema. No obstante, aunque pisemos tierra, es bueno mirar más a menudo al cielo. Ello nos equilibra el espíritu, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz semana.
Mirar al cielo nos empequeñece y relativiza, pero al tiempo nos da una gran esperanza.
EliminarUn abrazo, María Jesús.
Mi norma es: si ganas dos gasta uno y el resto a guardarlo para emergencias y esto supone privarte en muchas ocasiones de cosas que apetecen pero la razón te dice que no, la verdad no me puedo quejar pues siempre me he conformado y soy feliz con lo que tengo que es suficiente para tener una vida digna.Saludos
ResponderEliminarEs importante gozar de esa situación, pero también reconocerlo, Charo.
EliminarUn abrazo.
No vive mejor quién más tiene, sino el que menos necesita.
ResponderEliminarNo has pasado necesidad y has vivido siempre de tu trabajo..te puedes sentir orgulloso.
Besos
Cumplí los 16 trabajando y desde entonces fuera del hogar materno.
EliminarBesos.
Parece que todos coincidimos, Francisco. Yo crecí con lo justo, fui a la escuelita rural y en la chacra mi madre tenía la quinta para nuestras necesidades. Y así sigo, casi no me doy ningún capricho, pero está bien. Abrazos
ResponderEliminarNo hacen falta grandes cosas para vivir. Quizás lo más importante sea reconocer el don y el misterio de la vida, a la que se nace con caducidad.
EliminarUn abrazo.
En una conversación entre amigas, dije un día: "Nosotros, los ricos"... Se echaron a reír porque me adjudicaba ese nivel, pero yo les dije: "Rico es el que tiene más de lo que necesita para vivir y eso nos pasa a nosotras" Todos nosotros somos ricos porque tenemos un techo, comemos todos los días, nos vestimos y hasta nos sobra para tener un ordenador o un móvil y un contrato que nos proporciona Internet.
ResponderEliminarTienes toda la razón. Seguro que recuerdas una vieja canción que decía: "Todos queremos más, más y más y mucho más..." Por encima de lo imprescindible para seguir vivos mañana ya es una riqueza; pero la riqueza es insaciable comos nos recuerda esa canción que he recordado.
EliminarUn abrazo.
Más que suficiente para ser feliz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que seas muy feliz es para ti mi deseo, querida Sara.
EliminarUn abrazo.
Solo lo necesario para ser feliz. Lindo leerte amigo. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sandra. Salgo a tu encuentro.
EliminarUn abrazo.