La notoriedad, como la moda,
es de fácil mudanza;
a veces se exhibe por plazas y avenidas
jugando a la intemporalidad
de la intemperie
que conceden las estatuas,
otras al derribo por suplantación
o por el capricho político del presente.
Así, el aclamado de otro tiempo,
en su pose hierática de piedra,
inalterable al curso de los días,
─salvo a la contaminación─
sigue insistiendo en su estética estática
en el desenfado de su pose gallarda
que le fue otorgada por el cincel
que quiso plasmar sus glorias
más allá de su carácter.
La notoriedad, por tanto, es intransitiva
a largo plazo o será que antes o después
tiene caducidad toda dignidad concedida
a honores y reconocimientos.
La memoria es frágil, sumamente frágil.
¡Cómo para acordarme ahora de los reyes godos!
Somos un país que elevamos a la notoriedad a cualquiera; pero lo mismo que lo subimos, lo destrozamos.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Por qué seremos tan volubles, Emilio? La historia es inamovible, aunque interpretable. Más meditación a la hora de conceder honores y más comedimiento a la de retirarlos.
EliminarUn abrazo.
Es el problema, nuestra historia está muy cargada de dolor desde hace muchos siglos, pocas veces ha existido acuerdo, incluso hasta hemos tenido guerras civiles, con estas cartas ya no se puede esperar nada. La cosa continua, no aprendemos.
EliminarUn abrazo.
Tú paseando por Madrid, tan pancho, "godeándote" con los reyes godos. Y yo a treinta kilómetros, confitado como un pavo en espera de la segunda dosis de la cosa esa. Me has dejado de piedra con tu visita virtual.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Cierto, Cayetano, que siempre voy muy Pancho. No creas que no me acordé de ti y hasta te eché de menos, pues es muy posible que me hubieras sacado de mis dudas. Recordé que desde Príncipe Pío... Pero la verdad es que me dio pereza pasar frente a Aluche, donde habité por más de 20 años.
EliminarUn abrazo.
Lo que antes es aclamado es ahora derribado por el gobierno de turno.
ResponderEliminarTambién le da por mudar el nombre de las calles como en Córdoba la cláisca Cruz Conde por Foro Romano. Creo que ahora nuevamente se ha vuelto a llamar calle Cruz Conde, aunque fue cambiada ningún cordobés la ha llamado por Foro Romano.
Besos
De disparate en disparate y tiro por que me toca. ¡Ay, Antonia, qué mal estamos algunos!
EliminarBesos.
Por muchas estatuas que pongan o derriben no se va a lograr que la Historia de cada una de ellas se "evaporice" ahí estará siempre inamovible aunque muchas personas se empeñen en cambiarla.Saludos
ResponderEliminarEs importante que la gente aprenda que la historia no se puede cambiar, por mucho que la manipulen.
EliminarUn abrazo.
Si, la notoriedad, el éxito, la fama...tienen caducidad, porque todo pasa, aunque quede en la memoria de mucha gente...Lo único que no caduca es el espíritu, por tanto cuidémosle, Francisco.
ResponderEliminarMi abrazo admirado y feliz noche.
Si esto que dices fuera de un conocimiento generalizado nos evitaríamos mucho paripé de quitaipón. Pero falta mucho para tales niveles de conciencia, María Jesús.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que la memoria sea frágil tiene su parte mala y su parte buena, piçensalo, verás cómo me das la razón.
ResponderEliminarComo tantas veces tienes razón: mi mala memoria evita que me martillee a diario mis fracasos.
EliminarUn abrazo.
Todo caduca. Un gusto leerte amigo. Saludos.
ResponderEliminarEl gusto es mío, Sandra.
EliminarUn abrazo.
Hola Francisco, somos frágiles de memoria y sobre todo fanáticos con lo que no estamos de acuerdo y tratamos de borrarlo destruyéndolo. Ayer sirvió para recordar algo, hoy los que tienen el poder lo tiran porque a ellos no les sirve, y así se va haciendo la historia, a golpe a golpe verso a verso, como el poema de Antonio Machado.
ResponderEliminarAbrazos
Ayyy...qué bueno...Sigo sonriendo...
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