Me descubro indignado un día sí y
otro también y no logo entender que los bienes recibidos superan con creces a
las afrentas, a las desdichas y las limitaciones. Saber que es común no me
libra de la responsabilidad de analizar mi vida y sopesar, a modo de balance los
días y sus afanes. El instinto no sólo me lleva a pensar primero en mí, sino
casi exclusivamente en mí, como si yo fuera un punto fijo sobre el que gira el
mundo, el clavo del almanaque que sostiene los días; en consecuencia, el
merecedor de todos los derechos. Así soy y así somos los humanos: lo que me
favorece es de lo que soy merecedor y lo que me contradice son piedras que no
alcanzo a entender por qué están en mi camino.
Todo esto, me coloca en la
divergencia de la que quise escapar cuando inicié este blog: ¿qué días de aplomo son estos en los que se entrecruzan
la justicia y el derecho como merecimiento, como si yo fuera el fiel de la
balanza que tengo que poner orden en todo? Reniego del tiempo cuando llueve,
del sol cuando la temperatura sobrepasa mi apetencia, del vecino que pasa sin
dar los buenos días estando como estoy
aguardándolo; del viento que empuja las nubes y de las nubes mismas, de la hierba
mojada y del pasto seco, de los valles y de los montes, de lo bello y lo
insulso, de lo salado y lo dulce, del menú repetitivo y del sabor novedoso. Me
doy cuenta que reniego de todo y de todo difamo. Me percato que hay dos formas
de mirar el mismo objeto, según que me sienta merecedor del mismo o
recibirlo como inmerecido regalo.
Ayer acudí al encuentro con dos
personas de mi misma ciudad que las he conocido a lo largo de lecturas e
intercambios blogueros, pero no físicamente. Esos cruces de opinión hacen que uno sepa de antemano
cómo respira cada quién, qué le incomoda y qué le agrada; pero no deja de ser
una aventura el encuentro. No iba solo; me acompañaba mi esposa. Habíamos
quedado en un lugar público, pero al instante estábamos acomodados en el lugar
preferente de su casa. Ella había anunciado que llevaría torrijas y así fue; el
anfitrión sirvió café. Lo mágico es que pareciera que nos conocemos desde
siempre. Hablamos de esto y de aquello, de lo divino y lo humano, la familia,
los hijos, las inquietudes, la salud, la pulsión de la vida...
Rueda por ahí un cuentecillo que
narra la espera de una chica aguardando la hora de embarque en un aeropuerto.
Había llegado con un paquete de galletitas de chocolate y se echó una a la boca;
en la misma fila de asientos, un hombre de mediana edad tomaba una galleta de
ese mismo paquete y se la comía distraídamente. Ella estaba atónita, no podía
entender el descaro de que se estuviera comiendo sus galletas al tiempo que
disimulaba. El paquete bajaba de volumen y seguía la espera. Cuando estuvo
dentro de la aeronave, al colocar su tarjeta de embarque dentro del bolso, comprobó que allí estaba su paquete de galletitas de chocolate intacto. Ayer,
en un momento dado, pensé que el anfitrión había hecho uso de mi servilleta y sin enfado
alguno, pero haciendo uso de mi instinto, alargué la mano y me limpié con la que estaba cerca de él. Fernando
no dijo nada, pero cuando bastante más tarde eché mano al bolsillo derecho de
mi chaquete me dije, ¿qué hace en este lugar una servilleta usada?
Jajjajaajaja ¡¡Pero si tenías un servilletero lleno de servilletas en la mesa!! No me di cuenta del detalle, porque te hubiese dado otra.
ResponderEliminarFue un encuentro entrañable, tanto Pepita como tu sois adorables y cercanos y así, es fácil sentirse bien con alguien. Y ya viste cómo es Fernando, es imposible no sentirse a gusto con él.
Quizás debí haber llevado más torrijas, porque estaban tan ricas que supieron a poco... así que la próxima vez, lo tendré en cuenta.
Es humano pensar en ti y en lo que te ocurre en tu día a día. Habrá veces en que tu estado de ánimo influya en lo que escribas y otras en que, te ocurra lo que te ocurra, lo que escribas no tendrá nada que ver con ello. lo importante siempre será poner el corazón en lo que transmites y eso, lo haces cada día.
Un beso enorme
No era problema de la servilleta Mª Carmen, sino mío. Pensé que había desplazo mi servilleta hasta la cercanía de Fernando y lo que había hecho era guardármela en el bolsillo como si se tratara de un pañuelo; lo mejor de todo es que él debió mirarme con misericordia y no me dijo nada, pero me miró extrañado. Yo habría cogido una nueva de haberlo necesitado. No se puede comer mucho estuvo en su justa medida, pero lo mejor de todo es que nos descubrimos tal y como somos; tanto él como tú, dos encantos de personas.
EliminarBesos
Nos conocemos más que a bastantes con los que hablamos a diario. De eso no me cabe ninguna duda.
ResponderEliminarAbrazo Francisco
Pues no te falta razón, porque a lo largo del tiempo va uno mostrándose tal cual es, por mucho que quiera disimularlo.
EliminarUn abrazo
jejeje es que a veces uno anda tan despistado.... Una curiosa anécdota para acabar un buen articulo Francisco.
ResponderEliminarComo dice Jaal a veces aqui en la blogosfera conocemos mejor a gente con la que estamos a diario y no sabemos nada de ellos.
un abrazo amigo
Ojalá que comparta contigo ese mismo sabor todo el que ha leído este artículo.
EliminarUn abrazo
Una buena conversación frente a un plato de torrijas y un café o chocolate es algo divino de la muerte que facilita la amistad.
ResponderEliminarParece que dices que hay dos maneras de ver el mismo objeto, si eso fuera así, este mundo estaría mucho mejor, el problema es que al existir múltiples modos de ver por lo que no hay modo de ponernos de acuerdo con nadie.
Un saludo
En este caso, Emilio, la situación era simplemente dual: lo uno o lo otro. Pero evidentemente que existen múltiples puntos de vista.
EliminarUn abrazo
Pero entre amigos, no importa nada, todo puede ser subsanado sin faltar la camaradería. Me gustó esa anécdota. Abrazos, Francisco.
ResponderEliminarDe haberme importado no la contaría, ya que el único que es posible que se diera cuenta fue el anfitrión y no dijo nada, al contrario, estuvo cariñosísimo.
EliminarUn abrazo
Ay, Paco, lo que nos ocurre es que nos hacemos muy mayores. Lo de no estar conforme con nada y esos despistes se acentúan con la edad. Respecto a lo encuentros de blogueros, solamente tengo la experiencia con tu prima Liova y cada día me alegro más de haberla conocido personalmente. En estos momentos sueño con otro encuentro previsto con otros blogueros o blogueras del que siento buenas vibraciones. Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarHas dado en el clavo, Felipe. No hace falta buscar otra excusa: mayores y con reparo. Mª Carmen y Fernando son un descubrimiento. A mi prima no la conozco todavía, pero es tal y como la imagino.
EliminarUn abrazo
La relación que se inicia en este mundillo virtual acaba siendo tanto o más sólida que cualquier relación física.
ResponderEliminarSe acaban compartiendo por este medio más vivencias de las que compartes con amigos de toda la vida.
Cada entrada que publicamos es un trocito de corazón al descubierto y, por eso, cuando tienes la suerte de conocer a algún compañero físicamente, la conversación fluye por sí sóla.
Por cierto, el café y la torrija tiene una pinta estupenda.
Graciosa anécdota.
Un abrazo.
Muy acertado cuanto dices, Belén. Los casos que ya conozco así me lo confirman.
EliminarUn abrazo
Esas cosas suelen pasar y luego no sabe uno dónde meterse del bochorno tremendo que nos invade.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues en este caso no me ha dado bochorno, sino que como dice Felipe me ha puesto en mi realidad: un acto fallido.
EliminarUn abrazo
Ja,ja,ja... Francisco, aunque no te conozco, seguro que contigo tendría más temas de conversación que con otras personasa a las que veo con frecuencia.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues a ver si provocamos un encuentro y nos lo pasamos en grande, Antorelo.
EliminarUn abrazo
Jajajaja, bueno Francisco, esos despistes son normales cuando por primera vez conoces a alguna persona e intercambias más cosas que la conversación.
ResponderEliminarCreo que los nervios de estar a la altura de los otros nos traicionan y obramos sin darnos cuenta. Jajajaja.
Saludos y besos
No, no fue por conocernos. La verdad es que estuvimos muy a gusto y relajados. Son ambos personas extraordinarias que allanan los caminos de la forma más natural. La realidad fue un acto fallido que me demuestra que ya no soy lo que fui. Me alegro que te hayas divertido.
EliminarBesos
Jajajajaj..., qué bueno Francisco, me has hecho reír de verdad. Ya ves, esas cosas pasan y no sabes dónde meterte, qué mal pensados somos a veces.
ResponderEliminarMe alegra comprobar que nos relacionamos con buena gente por la red.
Un abrazo.
Tú eres una persona que tampoco me vas a decepcionar y a la que también estoy deseando conocer. ¡Cómo me alegra tu risa! Te prometo que no lo he pasado mal y que no me hubiera importado que Fernando se hubiera dado cuenta y me hubiera dicho algo. Era un clima distendido y amable como si nos conociéramos desde siempre.
EliminarBesos
lo que me favorece es de lo que soy merecedor y lo que me contradice son piedras que no alcanzo a entender por qué están en mi camino.
ResponderEliminarMe hizo gracia tu artículo porque cuantas veces nos levantamos con esa idea, a veces parece que todo nos sienta mal pero luego al lado de buenos amigos todas esas sensaciones desaparecen y logramos disfrutar de la vida.
Yo quisiera que esa frase que destacas no sea una constante en mi vida, sino todo lo contrario, que comprenda que no puedo ser el centro de todo y que mucho de lo que recibo es un don que no he hecho nada por ganarlo. En cuanto a la relación, fue magnífica, como de más tiempo del que llevamos en contacto a través de la red.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo creo que el blog es como un confesionario público en dónde pregonamos nuestra forma de ser con los comentaristas habituales. Al final como dices sabemos como es cada uno y como respiramos.
ResponderEliminarSon cuatro años lo que llevo comentando no solo en mi blog sino en tantos blogs queridos. Lo suyo es que seas auténtico porque para andarse por las ramas mejor no comentar.
Hay que tener cuidado contigo, eso de guardarse las cosas en el bolsillo..... hmmmm muy sospechoso. Jajajaja
Bss
Por bien que nos queramos retratar en el blog y en los comentarios, a lo largo del tiempo se ve cómo es cada quién: el sentido del humor, lo irascible, intransigente, comprensivo... Por ejemplo, está claro que no soy de fiar, que me guardo todo en los bolsillos.
EliminarPrimero a tu esposa, un beso gigante. Yo también hice planes con mi esposo pero Dios me lo llevó en el año 80. Aún hoy lo extraño.Cuando mencionas que vas de aquí allá con tu compañera de ruta, te envidio. Sanamente.
ResponderEliminarTe gustan los encuentros de amistad. por estos tiempos me aislé bastante por otras razones, pero soy amiguera. La amistad es un hermoso sentimiento, hace bien al alma.
Besos de luz.
Te comprendo y lo lamento. Nosotros llevamos 40 años de matrimonio y procuramos compartir muchas cosas, aunque ella no suele entrar en este campo. Lo cierto es que no sabiendo ni el día ni la hora, no nos preparamos para aceptar que un día nos podemos quedar solos.
EliminarQue no te falte nunca la compañía de Dios, el amigo que no falla.
jajajajajajajaa!!!! primooooooooooo que esas cosas nos pasan a todos. Esto del internet que une sin comerlo ni beberlo!!!!!!!! nuestro encuentro ¿será así o parecido???? ya lo contaremos!!!! besos mil.
ResponderEliminarTe ríes de mí o conmigo? La verdad es que luego me partía de risa, pero es de chiste. Espero que nos conozcamos antes de que pierda la cabexa.
EliminarBesos
Ampliar los puntos de vista y las perspectivas nos enriquece,por eso es bueno estar en contacto con los demás y escucharlos,porque ampliamos el espíritu y evitamos que el ego engorde,creyendo que es "clavo del almanaque o fiel de la balanza"...Cuando nos vivimos comenzamos a sentir esa inmensidad de "ser"en los demás y ellos de "ser"en nosotros...Toma sentido la vida y caminamos disfrutando del paisaje y de todo lo que hay alrededor...Me alegro por esas torrijas compartidas.
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo siempre.
M.Jesús
Me gusta tu enfoque y comentario, María Jesús. Mª Carmen y Fernando se conocía, son amigos y yo he llegado a sus vidas por medio de los comentarios. Ella y nosotros nos desplazamos hasta donde Fernando y todo fue maravilloso, sin sorpresas, una delicia que repetiremos. Si no somos agradecidos podemos caer en la soberbia de creernos merecedores de todo. En verdad, he tratado dos temas: el de la gratitud un tanto desfigurado, y el relato de lo vivido, al que ofrezco toda mi gratitud.
EliminarUn fuerte abrazo
Jajajja, me haces reir con ese final, tremendo y las torrijas, puedo decirte que son mi postre favorito.
ResponderEliminarVaya sorpresita la de tu bolsillo, jaaaaa
Lindos esos encuentros
He leído tus últimas entradas y YO VENGO DE UN TIEMPO, me ha encantado.
Saludos, Francisco.
Muchas gracias, Alborada, ya veo que no te has conformado y has dado marcha a trás.
EliminarUn abrazo
Son cosas que pasan, amigo Francisco. Seguro que tu anfitrión no tuvo en cuenta ese lapsus, pensaría que te habías despistado y sanseacabó. Y el que lo tenga en cuenta pues peor para él.
ResponderEliminarUn abrazo
A esta hora todavía no me ha dicho nada, pero imagino que se habrá tronchado de risa cuando lo haya leído.
EliminarUn abrazo
!jaja! Francisco, se describe como un diablillo y no es para tanto. Casi todos tenemos esas cosas en común.
ResponderEliminarHe conocido varios seguidores personalmente y son los mismos que veo en el blog, tal cual son, con sus esposas e hijos. Estoy feliz de haberlos conocido y sigamos compartiendo lo que tenemos y somos.
Lo de servilleta...muy bueno, es para darnos cuenta que el ego nos persigue.
Con ternura
Sor.Cecilia
Lo cierto es que he jugado a diablillo, Sor Cecilia, la primera parte he hecho la diablura de adjudicarme lo que no es cierto, aunque todos estamos tentados a serlo; en la segunda parte he sido yo mismo y la situación chistosa del final, además de cierta fue un acto inconsciente al que le doy tan poca importancia que lo he contado en público.
EliminarYo también le guardo mucha ternura y le ruego me tenga presente y me encomiende para que no cometa diabluras.
¡ Ay Francisco ! ¿cuando nos daremos cuenta de lo "trikismikis" que somos los seres humanos? , renegamos por todo, nos enfadamos casi por todo : si llueve porque llueve, si hace sol porque tengo calor, si no nos saludan porque ¿que se habrá creido ese ? ... en fin , quejas . Creo que ya es hora de que aprendamos (y yo la 1ª) que el agradecimiento nos puede cambiar la vida , en lugar de quejarnos, agradecer lo que tenemos . Cuando no salen las cosas como deseamos tenemos dos opciones : o seguir enfadados o enfurruñados o intentar sacar siempre lo mejor de cada situación y , funciona, te lo digo yo , cuesta trabajo pero se consigue . Esa es mi experiencia. Un abrazo
ResponderEliminarNo sabes cómo me alegro de tu comentario, Charo. Te desvelo, que si este escrito fuese una fotografía, yo he publicado el negativo y no la fotografía revelada en papel. Quiero decir que, mi intención ha sido usar dos temas separados por la fotografía. En el primero hablo de la gratitud, de ese sentimiento que nos obliga a mostrarnos agradecidos; en el segundo de mi agradecimiento a estos amigos que tan bien me han acogido y que tan transparentes son que nada de ellos me ha sorprendido.
EliminarMe he achacado algo que no practico, pero que me parecía una pedantería no incluirme, cuando todos cometemos fallos. A pesar de mis limitaciones, doy gracias cada día por el mero hecho de amanecer, por las atenciones que recibo, por aquellos que se dejan hacer y aconsejar por mí, por el agua, por tener un techo, ropa, comida... No es cosa de extenderse, pero era esa actitud positivista la que quería aconsejar presentando a su negativo. Ahora eres otro motivo para dar gracias, por ser lectora nueva y atenta que tiene una mirada que se asemeja a la mía.
Un abrazo y un beso
Ainsssss, Francisco no todos los días puedes ser buenos, en caso contrario, no saborearíamos la felicidad cuando nos llega. Un besazo.
ResponderEliminarSi fuéramos buenos a diario seríamos santos, y yo estoy lejos de serlo. Estoy muy agradecido porque he recibido la capacidad de expresarme con soltura y porque tratando de comunicarme he encontrado un buen número de lectores, de los cuales algunos hasta me comentan. ¿Es que puedo pedir más?
EliminarUn beso
Muy bueno,Francisco,muy bueno.
ResponderEliminarY es que somos así de egocéntricos,de particulares y exclusivistas.
Peeero...
También somos más humanos y educados de lo que pensamos y en momentos, digamos especiales,sale a relucir.
:)
Te limpiaste con su servilleta,ja,ja,ja
Y ves?
El pobre calló haciéndote pensar más tarde en todo esto que ha dado para una entrada genial.
Besos.
En su servilleta usada, no suya porque estuviera más cerca de él que de mí, sino porque él la había usado. Yo había usado antes la mía y me la había metido en el bolsillo como si se tratara de un kleenex.
EliminarComo ya expliqué más arriba, al momento de escribir, revolvían en mi dos temas: lo ingratos que somos con lo mucho que recibimos, y dar a mis amigos respuesta a lo vivido, y de esa mezcla esto que ha salido y que ha divertido a muchos.
Muchas gracias, Marinel, un beso