¿Eres de los que pasan por las
calles y no ves callejeros, homeless, les
llaman algunos? Tengo dudas si cuando se internacionalizan los problemas éstos
adelgazan o se agudizan. Para algunos son personas que no quieren vivir bajo
disciplina alguna, que lo han perdido todo o nunca tuvieron nada; los
especialistas hablan de excluidos sociales, personas que perdieron sus hábitos
y su personalidad. La inmensa mayoría, hombres; también un cierto porcentaje
mujeres, pero casi todos ellos con una demencia o enfermedad crónica que les
incapacita. Llegaron a la calle porque eran dementes o la calle les fue
corroyendo el seso hasta hacérselos puré desabrido: uno nunca puede estar
seguro de dónde se inician los ciclos cuando éstos se repiten una y otra vez.
Son como los cangilones de una
noria: a veces rebosan y otras están secos; pero siempre, siempre, siempre
esperan, se derraman y esperan —a pesar de la desconfianza a la que les hemos
acostumbrado— un gesto, una mirada que
les ratifique y les haga visibles a la sociedad. No tienen un techo, antes les
falta un trozo de pan que un cartón de vino peleón; pero como se abrigan con
cartones bajo el firmamento, el combustible que les haga entrar en calor es lo más
imprescindible.
Por lo general, no se fían de las
personas y tienen experiencias bien negativas como para no hacerlo y callos de
desprecios de tanto ignorarlos; pero casi todos comparten lo poco que son y lo
poco que tienen con un chucho o un gato tan desprotegido como ellos mismos. Se
tienen el uno al otro; ninguno tiene pedigrí ni falta que les hace. Ellos, por
lo común, ni carné ni tarjeta sanitaria. Y es que en el ir y el venir entre la
marea humana que pasa y ni se percata de ellos, pierden a diario sus más
íntimas pertenencias y tienen que volver a buscar cartones antes de que vuelva
a caer la noche. Sólo el animal de compañía le es fiel y le da el cariño que no
encuentra en una sociedad que vive de prisa y camina de espaldas. Hacia la masa
humana tienen una mirada perdida, pero en los ojos de su animal de compañía
encuentran el espejo donde mirarse y el calor de todo aquello de lo que
carecen. No son como tú o como yo, son diferentes; pero son iguales.
Son personas, como nosotros. Son seres humanos, como nosotros. Tienen derechos fundamentales, como nosotros.
ResponderEliminarLo que les diferencia de nosotros, es que ellos son islas en el océano de la sociedad.
Lo que les diferencia de nosotros, son las posibilidades de vida.
Y vida, es nacer del amor, desarrollarse como persona, amar, reproducirse por amor, amar, y crecer rodeado de aquello a que se ama.
Pero si. Somos iguales. Al menos éso necesito creer.
Besos
Francisco, son consecuencia directa de lo bien que lo estamos haciendo, y lo malo es que en vez de intentar solucionarlo, los miramos con temor pensando en vernos reflejados alguna vez... en esta sociedad somos así...
ResponderEliminarSaludos.
elperroverde
Un gran número de personas de las que están en la calle son irreductibles, no sé si porque ya llegaron así de deteriorados o porque la calle acaba por destruirlos. La crisis está lanzando a mayor número de ellos...
EliminarGracias y un abrazo.
A veces, me da la sensación de que, sin nada, son más felices que nosotros y, otras, de tener una infinita tristeza.
ResponderEliminarLos hay que eligen ser libres, bohemios por el mundo, soñadores, o quienes lo perdieron todo y la calle se ha convertido en su casa pero, a todos, se les puede regalar una sonrisa cuando pasas a su lado, un "buenos días" que les haga sentirse personas.
Ellos tienen una extraña felicidad en unas condiciones que uno no acaba de entender. Creo que antes de esa elección de la que hablas se ha debido producir en ellos un cambio de visión de la vida que es la que nos distancia. Algunos son huraños, pero la mayoría de ellos agradece una mirada, un saludo, un leve gesto...
EliminarBesos
Hoy Francisco, tu escrito me toca la fibra más sensible de mi ser, los sin techos, siempre que paso junto a uno de ellos me pongo en su lugar y siento una inmensa tristeza.
ResponderEliminarMuchas de estas personas son enfermos mentales, por el alcohol y otras drogas, que lo perdieron todo, hasta la familia.
Esta sociedad tiene mucho que hacer,empezando por humanizarse.
La riqueza de los últimos años solo ha traído la degradación de las personas.
Un abrazo.
Observo, Marinela, que conoces bien la problemática de estas personas a las que no debemos restarles su dignidad por dentro de sus apariencias.
EliminarUn abrazo
Cada una de esas personas arrastra un mundo de problemas diferentes unos de otros; en un estado social estas personas tienen oportunidades, aunque la crisis las ha reducido, para que no se vean en la tesitura que algunos de ellos se encuentra; de todos modos, la teoría del Trabajo Social que se lleva a la práctica es que se ayuda a aquellos que lo solicitan de forma voluntaria, muchos no desean esa ayuda, ¿motivos?, habría que entrar en cada caso.
ResponderEliminarSaludos
Como los que pasamos por normales, todos iguales y todos distintos, Emilio. Las circunstancias socioeconómicas actuales y sus recortes no favorecen nada la integración de estas personas, que ya de por sí son bastante difíciles. Son muchas las preguntas que podemos hacernos ante cada uno de los casos.
EliminarUn abrazo
Muchos si han sido como yu uy como yo, porque los he conocido bien cerca. Con buenos trabajos y se han dado a la bebida. Algunos incluso se han reciclado y vuelto a caer. Otros no quieren ni hablar de albergues porque prefieren la calle a un horario. Hay quien tiene familia y huye de ella. Si que son diferentes también entre si y los hay sin techo porque están desarraigados y la sociedad les puede. Los hay de todos los colores. Cada caso es diferente como nosotros lo somos.
ResponderEliminarBss
De todos los colores, como muy bien dices, Katy. Son como las cartas de una baraja: una misma presencia de persona en el reverso, y cada una peculiar y única en sus adentros y circunstancias.
EliminarBesos
Y como decía Rafael Amor... "El hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño."
ResponderEliminarMuchos pasan por la calle mirando pero sin querer ver. Lo malo es que nos puede tocar algún día la china. Entonces será ya demasiado tarde.
Un saludo.
Me encantan y admiro, Cayetano, tus comentarios, casi siempre con una cita erudita que los complementa. Me parece muy importante tu aportación de cómo todos llevamos papeletas para esta rifa, que ojalá no nos premie nunca. Ahora hay muchas personas que se ven en la calle sin haberla buscado y no sabemos qué será de ellos cuando las inclemencias del tiempo empiecen a crear en ellos su costra...
EliminarUn abrazo
Precisamente el otro día, en la puerta del Corte Inglés, había un hombre de estas características con una bicicleta y unos siete perros. No sé cómo se las apañará para alimentarlos, a los perros y a él mismo.
ResponderEliminarYo sí los veo, pero me pregunto si ellos me ven a mí.
Un abrazo Francisco.
Creo que ellos terminan por no mirar o por no ver, de tanto ser indiferentes. Los que tienen animales de compañía, encuentran en ellos el cariño que no reciben y les cuidan más que a sí mismos.
EliminarBesos
Real, my real lo que hoy nos compartes. Lo que sí tengo claro es que como personas y seres humanos deben tener los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro integrado socialmente. Besos mil querido primo.
ResponderEliminarDas en la clave una vez más, prima, lo comparto. Esa ha sido mi intención airear la existencia de estas personas tan difíciles de reconducir como necesitados de afecto.
EliminarBesos
Detrás de cada uno hay una historia.
ResponderEliminarNo todas las personas pasas impasibles a su situación. He visto reportajes de como en periodos de frío, un grupo de voluntarios se acercan a ellos para ofrecerles algo caliente....lo que más valoran ellos.... el rato de compañía y de conversación que les brindan estos voluntarios.....es esto suficiente?.....creo que no.
Besos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Aquí en Sevilla, cerca de donde vivo, hay un grupo, dependiente de Cáritas, que se llama "Levántate y anda": cada noche salen unos voluntarios haciendo un recorrido por las zonas donde se refugian y les llevan caldo calentito o café, mantas... Tan solo una minoría de ellos terminan por salir de la calle hacia una institución que tantas veces fracasa... Pero hay que levantarse de nuevo y tratar de ayudarles.
EliminarBesos
gracias Francisco, bien cierto, solo el que se pone en el lugar del otro, entiende y puede ver esta perspectiva real, detrás de ellos existe una historia no grata o una enfermedad que les incapacita y normalmente por lo que han sufrido, así es. Por lo menos comprensión, una sonrisa y ayudarlos en la medida que podamos, hacerlos visibles, verlos,
ResponderEliminartriste tu historia, y un rasgo común, cuando esto ocurre la gente tiende a pasar o donarles la espalda y esto en muchos casos es lo "mejor" que les puede pasar porque a veces cuando ven a personas tristes o en esta situación, en vez de pararse a pensar en lo que han podido pasar o lo que están pasando, ser comprensivos, bondadosos, son despreciados con palabras, gestos o actos.
Si no te importa comparto esta publicación tuya en mi blog con nombre y enlace, muy buena como todo lo que haces,
Un abrazo amigo, fuerte,
La sociedad...las personas que se dejan llevar...
Por tu comentario, Montse, diría que te ha llegado al alma; luego he alcanzado mi propósito: hacerlos visibles. En general todos los que han comentado han sentido compasión de estas personas y eso ya es un logro. Estoy encantado y te quedo muy agradecido de que lo compartas, Montse.
EliminarBesos
Hola Francisco, si que me he emocionado, porque sé lo que pasan, sé el sufrimiento de las personas que viven en esta situación y muchos no pueden o no quieren salir de la situación marcados por un pasado.
EliminarHace ya tiempo hice una entrada hablando de lo mismo, hiciste un comentario, y nos sentimos unidos en el tema, porque somos bastante parecidos en sentires.
Y bueno un placer compartir tu trabajo es hermoso y muy bueno.
Besos.
Gran parte de mi actividad presente está centrada en ayudar a los más débiles: ni resalto ni tiene mérito alguno lo que hago, pues soy una gota de agua en el océano, pero no pierdo la ocasión de dar a conocer los muchos padecimientos que sufren las personas que están a nuestro alrededor. Por lo general, con bastante frecuencia, hablo de lo que me rebosa del corazón. Son muchas las personas que se desgastan haciendo el bien y yo no soy nada destacable.
EliminarBesos
Es una pena vivir así y que los demás piensen lo que piensan; son las circunstancias; uno nunca está libre de ellas. Tus homenajes son muy merecidos. Abrazos, Francisco.
ResponderEliminarMis homenajes, Paco, son a mí mismo; es un hablar en voz alta que me lleve al compromiso con quienes lo pasan mal, y estas personas, aunque rehúsen internarse en una institución y no los comprendamos, lo pasan mal y tienen muchas carencias, sobre todo afectivas.
EliminarUn abrazo
Como bien dices son iguales pero distintos. Las personas, además de las cincunstancias que les afectan, tienen libre albedrío y no reaccionan de la misma forma ante situaciones similares. Los hay que se han visto abocados por diversas causas a esa situación, involuntariamente. Otros han llegado a ella de forma más voluntaria. Unos sienten la vida llena de obligaciones y sin ningún derecho. Otros, por el contrario, exigen los derechos a los que creen ser acreedores pero rechazan todas las obligaciones inherentes. Es un mundo difícil en el que hay momentos que no se sabe cómo actuar. Nuestra mentalidad nos demanda la ayuda y, en ocasiones, no entendemos, ni sabemos, ni queremos respetar la decisión voluntaria de ciertas personas al considerarlas equivocadas en contraposición con nuestras ideas de forma de vida. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarLa casuística, Felipe, es tan amplia como el número de personas en la calle; pero déjame que dude de la voluntariedad en llegar a ese estado. Casi ninguno quiere salir de él, pero es el deterioro humano el que no se lo permite, el que les hace ver las cosas de forma distinta a como lo vemos tú y yo. En suma, son dignos de lástima.
EliminarUn abrazo
En Granada funciona la asociación Calor y Café, que les proporciona unas horas de acogida en un sitio caliente y una merienda-cena. Parece poco, pero es mucho para quien vive en la calle.
ResponderEliminarYa he contestado más arriba que aquí en Sevilla hay otro movimiento muy similar, integrado mayoritariamente por jóvenes, que se llama "Levántate y anda". Afortunadamente hay muchas personas que sienten con el sufrimiento ajeno.
EliminarUn fuerte abrazo
Somos todos iguales, y lo importante es que nunca nunca estemos en esa situcion, pero cuidado, podemos vernos Y esta claro que a nadie lo quisieramos.
ResponderEliminarHay una cosa clara, haz siempre, lo que te gustaria para ti. asi pensariamos mejor. un arazo
Si verdaderamente todos hiciéramos lo mismo que quisiéramos que los demás hicieran con nosotros, el mundo sería una balsa de aceite. Y como dices, cualquiera podemos caer en esa situación.
EliminarUn abrazo
Gracias, Mª Jesús, por tan sensible comentario. Precisamente lo que sugieres es lo que he intentado conseguir, estar junto al otro, verlo desde su cercanía y mostrarlo como un igual con sus diferencias.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas veces me pregunto ¿qué circunstancias habrán vivido estas personas para llegar a esa situación? Sin suda, son un producto del fracaso de la sociedad.
ResponderEliminarSaludos
El abanico es muy amplio, pero como muestra significativa dejo algunos ejemplos: persona demente que no sigue un tratamiento médico adecuado, excarcelados que no encuentran cómo abrirse paso en la sociedad, alcohólicos que ahogan sus pesares y terminan por encontrarse solos, drogadictos, ludópatas... A estos perfiles tradicionales se suman hoy desahuciados que se han visto de repente en la calle y que corren el riesgo de caer en alguna de estas adiciones; un mundo horroroso al que todos debemos contribuir a sacarles.
EliminarUn abrazo
Uffffff, impresionante. Es una pena pero es así de cierto lo que dices. Casi todos los huimos, intentamos no mirarlos a los ojos porque si a si lo hiciéramos veríamos que son iguales a nosotros, y él podríamos ser uno mismo.
ResponderEliminarES cierto, siempre están rodeados de gatos o perros. Y a los animales los tratan muy bien y los dan de comer. Comparte lo poco que tienen. No así nosotros que les negamos ya no una moneda, si no una sonrisa.
La foto está llena de ternura del hombre al gatito. Parece que los dos se comprenden.
Yo creo que es la propia sociedad las que ha hecho así de vulnerables.
Muy bueno tu escrito Paco.
Saludos y besos
Gracias, Isa. No quiero repetirme de todo lo mucho que ya he dicho en el texto y comentarios. Tú eres una persona muy sensible y sabes que ellos necesitan ayuda y nosotros necesitamos sentirnos interpelados.
EliminarBesos
He leído el comentario de Elena sobre los animales y tu respuesta. Debe ser así. Camino del trabajo todos los días de este invierno, y en el mismo sitio, en la puerta de un banco, veo a uno de estas personas. Tiene aspecto de extranjero anglosajón, aunque desaliñado, tiene un porte distinguido. Muchas veces, sentado en el suelo lee un libro y a su lado está su perro, siempre cubierto con una manta para protegerlo del frío. La manta que podría tener sobre sí. Debe ser como tú dices. Aunque estoy acostumbrado a verlo todos los días, aún no he dejado de conmoverme cada día al pasar por allí.
ResponderEliminarUn saludo.
En el fondo, todas las personas lo que buscamos es querer y ser queridos. Eso es lo que explica ese apego que estas personas buscan con los animales de compañía y hasta le dan lo que necesitarían para ellos mismos. En lugar de abrigarse, abriga a su perro porque con la vida de su perro se juega su afecto único.
Eliminar¡Conmovedor!
Un abrazo
Has pintado la situación con todos sus detalles . A mí me pasa algo especial con las personas en situación de calle. Naturalmente siento una piedad inmensa , pero me da miedo. Cuando pasan escenas de este horror , en el acto se me hace un nudo en el estómago.Me hace mal me DUELE.Pienso en mis hijos , en mis nietos.Entonces me prendo al rosario y me calmo. Tal vez suene a santurrería pero eso es lo que me pasa a mí. Y sí , se acompañan de animales porque ellos son generosos y sólo dan , no piden nada.¡Pobre gente ! En general, en estos tiempos oscuros, el ser humano sólo se mira a sí mismo.Has escrito una sórdida realidad . Pero ES ASÏ. ¡MUCHA LUZ ...!
ResponderEliminarA mí personalmente no me suena a santurrería. La oración está muy bien, pero no para escapar, sino para preguntarle a Dios, si no lo tienes claro, ¿qué papel debo yo jugar aquí? De alguna forma, lo que yo hago por otro lo hago también por los míos y por mi mismo: "porque tuve hambre y me diste de comer..."
Eliminar¡Ánimo, pobre gente, pero demos un paso más y hagamos algo, por pequeño que sea, por ellos!
yO LO HAGO fRANCISCO. lA COMPASIÓN ES UNA DE MIS VIRTUDES. TE LO DIGO DE VERDAD.y REZO. mE CRIÉ EN UN COLEGIO DE MONJAS QUE ME ADORABAN Y A QUIENES CORRESPONDÍA.Qué otra cosa podía salir ?Quise sacar tu correo pero no pude. Si te interesa envíamelo. Abrazos.
ResponderEliminarCómo no, María del Carmen:
Eliminarfespadav@gmail.com
Abrazos
Que acertada entrada, amigo Francisco..sobre todo en esta época en que las apariencias predominan a la hora de dar valor a las cosas...en estos tiempos en que la humanidad a olvidado que provenimos de una misma raíz...arboles, animales y hombres..somos diferentes, pero iguales...y me agradó tanto leerte...besicoss dulces
ResponderEliminarMuchas gracias por un comentario tan favorable, Gitana. Ya he comentado tanto, además del texto, que sólo puedo ratificarme.
ResponderEliminarBesos