24 noviembre 2025

LOS AÑOS




Y cuando me dicen:

no los representas”, me percato

que ha cruzado la escena la comicidad

haciendo una carantoña,

tal vez un exceso de maquillaje,

una interpretación inadecuada,

quizás achacable a la indumentaria y la tramoya.


El ojo ha perdido agudeza,

la marcha ha enterrado las prisas,

el cabello es un bello vestigio,

los recuerdos dormitan plácidamente

en el móvil olvido,

y la dentadura, gracias a las tecnologías,

sigue siendo eficaz, alineada e impoluta.


Ya no es posible romper el techo de lo novedoso,

que estalle el cristal de lo innovador

y deje a todos boquiabiertos,

salvo algún requiebro añejo

con ansias de remozarse y permanecer al día.


Asumido el pretérito imperfecto,

cargado con la mochila del presente efímero

y a la espera de la resolución del futuro:

¡Quién dijo miedo!

 

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