Detrás de la curva,
como una aparición en la
distancia
que la mirada evidencia,
la panorámica más
entrañable,
la más querida y recordada
de cuantos paisajes he
vivido.
Ladera abajo se desparrama
el caserío
buscando la confluencia de
la plaza,
el punto de cita y de
solaz,
la ruta entre bares, la
iglesia y Los Chorros.
El Almadán es un suspiro
helado
que como el caserío se
despeña
y se desliza dulcemente
y, tras el puente, salta
airoso al vacío
y traspone hacia el hondón
vegetal que lo escolta.
Niebla. Espuma bulliciosa
en su caída al Charcón,
con los acordes sonoros y
guturales
como el gorjeo entre rocas
del Nacimiento.
Así, entre cánticos, se
derrama
hasta quedarse dormido en otras
aguas.
En otro tiempo,
cuando la laboriosidad no
era industrial,
se sumaba al ritmo de la
corriente
las muelas de varios molinos
y el laboreo manual de las
huertas a su paso.
Huerto. Un jardín por cada
orilla,
el pan cotidiano de su
gente,
hasta perderse en la mar.
El río hace de guía turístico y le acompañamos mientras nos detalla aspectos del lugar.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
La vida gira tanto... De niño me hablaba mi padre del Guadalquivir, donde él estuvo siendo soldado; el puente de barcas y otras dimensiones que no podía valorar. Ahora resulta que llevo 30 años viviendo en Sevilla y 50 que él se marchó para siempre: nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar...
EliminarUn abrazo, Cayetano.
Como hombre de espada, Jorge Manrique, ¿a cuantos mataría?, ya sabia que los muertos no se quedaban pululando en el "cielo". No conozco y la he buscado si hay alguna historia del rio de Ojén, pero seguro que las tiene.
ResponderEliminarSaludos
El río Almadán solo tiene importancia nostálgica para los ojenetos que estamos lejos. Como río tampoco es mucha, tras un recorrido muy corto hasta la mar en Marbella.
EliminarUn abrazo.
Ríos de vida y que en su fluir recogen recuerdos. Un bello texto amigo. Buen día.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Jorge. Después de haber leído a Heráclito y a Jorge Manrique es muy difícil hablar de un río y que ambos no pululen por nuestra mente. Muchas gracias, Jorge.
EliminarUn abrazo.
Se ve que echa de menos, la tieraa que te vio nacer y en donde vivías los mejores sueños de tu niñez y juventud.
ResponderEliminarBesos
Cuando uno se hace mayor todo se vuelve añoranza, Antonia.
EliminarBesos.
Una descripción preciosa que se parece a muchos pueblos de la Sbbéticas cordobesas.
ResponderEliminarMe encantó leerte.
Sin dudas que hay mucho de común en todos ellos, Tracy.
EliminarUn abrazo.
Lo has descrito tan bien que me ha entrado curiosidad por saber cómo es el río y me he dado un "paseo" por Google a ver imágenes y poderlo conocer, me ha gustado mucho lo que he visto.Saludos
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Charo, por esa curiosidad que te ha despertado su lectura.
EliminarUn abrazo.
No hay vista que abarque la totalidad de un río, pero entonces el corazón se lo apropia y el significado es vital, porque ya entonces contempla, vive y describe su río.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tal cual lo has comentado, Sara. Gracias por tu certero comentario.
EliminarUn abrazo.
Muy lindo panorama amigo Francisco. Saludos.
ResponderEliminarTu mirada, Sandra, es todavía más linda.
EliminarUn abrazo.
Si en verdad queremos conocer, los estudios no deben acabar nunca.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Hola Francisco. Preciosa la foto y como describes el día a día del transcurrir de un pasado más natural en donde la naturaleza era más mimada. Buen poema.
ResponderEliminarAbrazos
Qué bonito y que buena descripción. Me recuerda mucho a los ríos de Córdoba en esta. Ahora están tumultuosos y desbordados. Demasiada agua bajando y arrollando que no arrullando orillas y casas. Cariños
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