Anoche, de repente y sin
pensarlo, me sentí en Marbella. Hacía un día claro y muy luminoso, con ese azulcelesteinmaculado
característico cuando corre apenas una brizna de brisa y el horizonte es una
tarjeta postal en la que se transparenta el Atlas, se adivina Ceuta y Gibraltar
está casi al alcance de la mano, tan sólo un poco más allá de Estepona. Era la
mañana, había llegado una media hora antes de que abriera el conserje y la
escalinata desde la Avenida era una provocación para corretear por la playa. Me
pesaba la cartera y saqué sus correas de los hombros colocándola en la proa de
una jábega varada junto con las sandalias y el bocadillo. Un poco más hacia el
levante llegaba la de los Hermanos Haro. Por su lento desplazamiento hasta
clavar la quilla en la arena, venía cargada hasta los topes. Me dispuse a coger
uno de los varales untados de sebo y me dijo un abuelo: “niño, tú hala
solamente”. Eran cuatro marineros y de sus caras tostadas por el sol se
descorría una sonrisa de satisfacción. La barca se hace pesadísima cuando deja
el contacto con el agua, pero a esta faena siempre acuden muchas manos
generosas del hoy por ti y mañana por mí. Ramón era tan mayor que ni siquiera
intentó incorporarse para ayudar a sacar la barca del agua y continuó
remendando redes, una tarea sin saldo que queda reservada para los viejos
marineros que ya quedaron varados en tierra para siempre. Cuando la jábega
estuvo a la distancia oportuna del agua, comenzó la tarea de bajar las cajas de
sardinas para llevarlas al Saladero de Lima. Eran cuerpos retorcidos de intemperie
y humedad salobre, con la entrega de la mercancía en el almacén llegaba el
tiempo del reposo hasta reemprender la faena con el nuevo atardecer, cuando las
velas blancas son como gaviotas de lona que se alejan con el sol poniente. “Niño, -me gritó el patrón-, ¿quieres un ranchito de pescao?” No
tuve tiempo para contestar, había sonado el timbre y ahora tocaba vérmelas con
ecuaciones y logaritmos. Recogí la cartera, me calcé las sandalias y subí la
escalinata como una exhalación, al tiempo que me sacudía la arena; D. Jaime no
dejaba pasar a los impuntuales.
Que recuerdos mas hermosos y mas frescos ...besos azules
ResponderEliminarLa infancia es una constante en la vida y para siempre.
EliminarBesos.
Qué lindo sería estar en Marbella, aunque fuera solamente en sueños...
ResponderEliminarUn abrazo.
No puedo pagarte el pasaje, pero mi casa es tu casa, Rafael.
EliminarUn abrazo.
Hay veces que los sueños son el lugar más hermoso donde nos podemos quedar, son el refugio de cualquier sentimiento.
ResponderEliminarMe encanto!!!
Cariños....
Tienes razón, a condición de que no sean pesadillas.
EliminarBesos.
No podemos remediarlo, en ocasiones nos volvemos nostálgicos y los recuerdos nos llenan el pensamiento. No podemos evitarlo. Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarTampoco hago por remediarlo, Felipe.
EliminarUn abrazo.
Qué no daría por conocer tu Marbella ... pero los sueños ... sueños son ...
ResponderEliminarBesos de luz.
Estás invitada. Cuando en Baires se invierno podemos pasar unos días muy apacibles en Marbella, a condición de que compartas con mis hijos y nietos.
EliminarBesos
Yo he pasado por Marbella dos veces aunque fue una efimera visita y ya hace tiempo.
ResponderEliminarSoñar es gratis y alimentear los buenos recuerdos mejor.
un abrazo
Es gratis y muy alentador; permite hacer todo aquello que nos está vedado.
EliminarAbrazos.
Bellos sueños, bellos recuerdos en dónde se mezclan los deseos y las realidades. Así da gusto soñar. Volver a la infancia siempre es placentero.
ResponderEliminarBss
Pues es cierto, Katy. No cuenta mucho soñar, es cosa de desear dsepierto y esperar a que aparezca.
EliminarBesos
Esa Marbella que nos relatas es antigua amada tuya, seguro que ahora ya no existe salvo
ResponderEliminaren tu imaginación.
Qué bonito es volver a revivir las cosas buenas que nos dio la infancia.
Un fuerte abrazo.
La Marbella que viví de niño no desaparecerá nunca: allí mi infancia,el instituto, mi primer trabajo, el despertar a la vida...
EliminarUn fuerte abrazo.
Recuerdos que nunca se irán, porque están grabados a fuego en la memoria vital de cada persona, en la tuya. Y ese Mediterráneo que tira tanto... Abrazos y buen primero de mayo, Francisco.
ResponderEliminarMás que grabados en la memoria, Paco, vividos y eso acaba siendo indeleble.
EliminarAbrazos.
Qué preciosidad de recuerdo! Un momento vivido dos veces gracias a este rescate lleno de nostalgia y amor. Qué cerca está a veces el pasado, por más que los años se empeñen en pasar.
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
¡Qué amable sois, Madame, con este humilde admirador vuestro!
EliminarBisous.
Hay recuerdos enmarcables, de esos para poner en el salón de la memoria,en el centro justo,porque mirarlos y sentir cosquillas en el estómago, es todo uno.
ResponderEliminarComo éste tuyo tan bonito.
Besos.
Este mismo recuerdo se produjo muchas veces. El instituto estaba en la misma playa y ésta era el varadero de las barcas de pesca.
EliminarBesos.
Uauuuuu, he olido el mar entre el azahar cordobés.
ResponderEliminarUn beso
No me extraña nada, pero debe ser el aroma salobre de Sanlúcar que sube por el Guadalquivir.
EliminarBesos.
Un bonito recuerdo con sabor a mar y a otros tiempos.
ResponderEliminarCon sabor a esetiempo que en todos es eternos: la infancia.
EliminarAbrazos.
Me ha encantado , Francisco , como también me gusta mucho Marbella , es una ciudad muy bonita y muy cuidada , tengo muy buenos recuerdos de ella y cuando puedo , algún día de verano voy por allí a darme un paseo . Un abrazo
ResponderEliminarEste verano habremos de encontrarnos en Ronda o en Marbella; te explicaré cada una de las claves o tua mí si lo hacemos en la serranía.
EliminarBesos.
Bonitísimo recuerdo pincelado en cada frase y en cada palabra por una pequeña travesía que has narrado maravillosamente. Y me llevo algunas palabras que no conocía en toda su extensión: jábega, hala, varales..y que ahora pasaron a mi cuaderno de apuntes sobre palabras.
ResponderEliminarGracias Francisco, he disfrutado mucho leyéndote.
Un beso.
He puesto la intención en el vocabulario y en llevar cada frase de emotividad. Gracias, Laura.
EliminarBesos.
Guooo, me encantó tu relato. Hasta aquí llegó el olor a pescado y a mar.
ResponderEliminarFelicidades por tu pluma siempre certera y amena.
Un abrazo Fco.
No olvides, Elena, lo certera es tu lectura. Gracias.
EliminarBesos.
Que bonito recuerdo, hasta yo me senti con los pies mojados y llenas de arena pero la arena de otra playa, allá en la pequeña isla de mi niñez, gracias por llevarme allí
ResponderEliminarun abrazo amigo Francisco
Muchas gracias, Rita. Te eché de menos y me alegra mucho verte por estos pagos.
EliminarBesos.
Francisco, precioso recuerdo, escrito desde el alma, con sentimientos de lirismo desbordado. Por minutos, me sentido en la playa, y hasta el olor del pescado parecía llenar el aire, y llenar de cosquillas el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo con aromas de mar.
Sentimiento y lirismo. Creo que eres tú quien se ha desbordado en elogios. Muchas gracias.
EliminarBesos.
Cualquier motivo puede despertar en nosotros el recuerdo alojado durante mucho tiempo en un cajón de la memoria. A veces sólo es un olor o una circunstancia.
ResponderEliminarUn abrazo
P.D. De regreso de tierras andaluzas me encuentro en Béjar con nieve...
En este caso ha sido un querer ausentarme de este vivir diario, a veces un poco martirizante, sobre todo cuando ve uno el noticiario.
EliminarBesos.
¡Qué bien has contado ese lejano recuerdo!
ResponderEliminarSaludos
¿Te lo parece, Antorelo? Muchas gracias.
EliminarUn abrazo.
¡Como te acuerdas de Marbella!, me imagino que no tardarás en venir y no tendrás que revivir los recuerdos y sacudirte una arena imaginaria, sino la real, iremos a los Hermanos Haro a comernos un "pescaito", ya verás como este verano lo vas a pasar muy bien por tu tierra y por la mía.
ResponderEliminarLlevas razón en lo que me dices en tu comentario, el silencio puede matar el amor que se debe ir construyendo con los años.
Gracías por lo de poeta.
Un abrazo, hasta pronto querido amigo
A veces digo como Alberto Cortés: ni soy de aquí, ni soy de allá; pero siempre se regresa a la infancia.
EliminarBesos.
Siempre hay un grato recuerdo de la infancia y la juventud, que nos hace volver la vista atrás y evocar con nostalgia momentos vividos. .
ResponderEliminarUn saludo.
Tienes razón: eso eslo que me ha sucedido y así lo he contado.
EliminarUn abrazo.
Los recuerdos de nuestra infancia se nos quedaron grabados a fuego.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Es una forma de buscar refugio, Fus.
EliminarUn abrazo.
Francisco he visto ese día azul-celeste-inmaculado y el horizonte como una tarjeta postal...A lo lejos, llegaban los hermanos Haro con la barca hasta los topes,mientras Ramón,imperturbable remendaba las redes...Y ese niño,saboreando cada instante de agua y sal,para escapar después al cole...Con el alma llena de sueños y mar...
ResponderEliminarMi felicitación por estos recuerdos de Marbella,que son un tesoro,amigo.
Mi abrazo grande y feliz jueves,Francisco.
M.Jesús
El verdadero tesoro, aquello de lo que no pueden desahuciarnos es de nuestras vivencia, de nuestra memoria, aunque como en todo texto escrito, esté trufada de cierto aire creativo.Gracias, María Jesús.
EliminarBesos.
Me encantan tus recuerdos .. no los pierdas nunca.. es una de las cosas que siempre vuelve a ponernos esa dulce sonrisa ..
ResponderEliminarMis abrazos siempre desde dónde ya sabes
Cuando las personas se hacen muy mayores, pasan por el riesgo de olvidarlo todo y eso debe ser horrible.
EliminarBesos.
Muy bonita la historia de ese niño que se escapo un momento para visitar el mar y a los marineros qeu trabajaban en las faenas del día.
ResponderEliminarSeguro que disfrutaste mientras veías el espectáculo de la mar.
Bella historia y preciosa obra de arte. Es bueno recordar las cosas hermosas de la niñez.
Saludos y besos
Gracias, Isa, por mirar tan bien todo lo que hago, no soy yo, es tu mirada la que hace el milagro.
ResponderEliminarBesos.