03 marzo 2019

A VECES





Pero una herida
es también un lugar donde vivir
JOAN MARGARIT



A veces soy niebla, nieve que se derrite
en la vereda, nebulosa indecisa, perdida
hacia el discurrir incierto que lleva al mañana.

A veces soy luz que mira a su oriente
y percibe cada uno de los pasos dados
hasta llegar aquí y contemplar el perfil
quebradizo  o firme de mi ser. Otras…
Otras soy duda; temeroso titubeo
que va de tropiezo en tropiezo por los escaques
de esta vereda de jaque mate temido e inevitable.

A veces, este proceso de maduración
que me desencuaderna,
esta evolución siempre en declive limitativo
que infecta mi herida,
no es otro que la puerta del embarcadero
al que temo y donde aguarda Caronte.

A veces, robusta fortaleza;
otras, ventisca  de desalientos:
una herida abierta por la que destila mi ansiedad.

5 comentarios:

  1. Pura contradicción la naturaleza humana.
    Un abrazo, Paco.

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  2. Y allá dejarán de escocer las heridas. La eternidad es así.

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  3. Nuestra naturaleza humana hace que tengamos constantes cambios y estados de ánimo.Saludos

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  4. Hermoso poema-reflexión. Bello e intenso como la vida misma. Saludos.

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